En la cultura judía existe una tradición milenaria no relacionada con la Navidad cristiana, pero que se celebra en el mes de diciembre y en la que los niños también reciben regalos. Se trata de la festividad de Hanukah y evoca la reinauguración del Templo de Jerusalem que tuvo lugar en el año 165 a.C., de donde recibe el nombre la festividad, ya que Hanukah, en hebreo significa inauguración. Durante años, en el Templo de Jerusalem, otros pueblos politeístas del Oriente Medio instalaron ídolos paganos y saquearon parte de sus tesoros. Es en el año 165 a.e.c cuando se produce la expulsión de los pobladores que ocupaban Jerusalem y el pueblo judío recupera el Templo. En dicha ocasión, cuando los judíos quisieron encender el candelabro del Templo, encontraron sólo una jarra de aceite sin profanar y según sus cálculos duraría sólo un día. Pero se produjo un milagro, y el aceite del candelabro alcanzó para ocho días. Es por ello que el día 25 del mes hebreo de Kislev (diciembre para los cristianos), comienza la Festividad de Hanukah.
Costumbres y tradiciones Durante los ocho días que dura la celebración, y después de la puesta del sol, se dedican unos minutos a la ceremonia de encendido de velas. El candelabro que se utiliza en esta fiesta tiene 9 brazos: uno en una posición diferente, llamado Shamash (en hebreo «servidor»), y cuatro a cada lado de este en la misma posición. El primer día se enciende el shamash y con éste se enciende una vela, el segundo día se enciende nuevamente el shamash y con él se encienden dos velas, y así sucesivamente hasta completar las ocho velas en la octava noche. Los niños son los grandes beneficiados ya que se les suele obsequiar con monedas «dinero de Jánuka» u otros regalos; como juegos, canciones y deliciosas recetas.
Las comidas tradicionales En la fiesta también se cocinan y se comen platos tradicionales como las «levivot» o «latkes»*. -pasteles fritos de patata rallada o las «sufganiot»*.-bolas de masa fritas en aceite y rellenas de dulce-. Durante esos ocho días, los judíos se olvidan de las cuestiones dietéticas y disfrutan de las comidas que tienen como producto esencial para su preparación el aceite, para recordar el milagro de la vasija de aceite que mantuvo encendida la llama durante ocho días.