Con motivo de la celebración hoy del Día de la Salud Bucodental, los odontólogos españoles han iniciado una campaña para alertar a la población del incremento de los problemas en dentaduras y bocas de los fumadores. La estética y la higiene son parte importante, pero las consecuencias más graves son el aumento de riesgo de cáncer oral y de los problemas periodentales. Estos últimos multiplican su incidencia por seis en fumadores, hasta el punto que profesionales de países como EE.UU. rechazan colocar implantes en pacientes adictos al tabaco.
Una de las señales de reproducción incontrolada de células cancerígenas en la boca es la leucoplasia (hasta seis veces más en fumadores), un desequilibrio en el que aparecen manchas blanquecinas. Alrededor de 2.000 españoles padecen este cáncer cada año y tiene una tasa de supervivencia del 50% de los casos.
A excepción de la caries -no se ha demostrado relación alguna con el consumo de cigarrillos-, el resto de problemas bucales empeoran con el tabaco. «Manchas en los dientes, arrugas en la piel, halitosis, disminución de la sensibilidad olfativa y gustativa; disminuye la calidad de la saliva, menor riego con el consecuente empeoramiento de la cicatrización», explica Juan José Rodríguez Ortega, presidente del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la VII Región (que agrupa a Valladolid, Burgos, Soria, Palencia y Zamora).
Masa ósea bucal
El otro gran problema es el efecto del tabaquismo en la masa ósea bucal, que impide un resultado óptimo de los implantes. Si en la población no fumadora este tratamiento registra un fallo del 2%, en la fumadora hay un fracaso entre el 12% y el 18%.
«El monóxido de carbono del tabaco bloquea de forma irreversible a los glóbulos rojos para que transporten el oxígeno y altera la capacidad de las células defensivas», señala el periodoncista Javier Pedruelo. Así se hace más difícil la recuperación de masa ósea, también la de los dientes.