Las investigaciones realizadas hasta ahora han determinado que la influencia genética es el factor determinante en el desarrollo de la nueva variante humana del mal de las «vacas locas» (vCJD), lo que podría permitir conocer cuál es el tamaño de la población potencialmente sensible. Pero esto no es suficiente ya que, además de determinar la población sensible, se debería conocer el nivel de infección estimable en las personas.
Desde la aparición de los primeros casos humanos de la nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, se han destinado varios estudios a conocer el número de personas realmente afectadas por la enfermedad, así como la prevalencia entre los consumidores.
Hasta el momento, el número de casos humanos en el Reino Unido ha sido bajo (156), en comparación con el número de casos animales en este mismo país (más de 37.000), aunque se desconoce con precisión la evolución que va a seguir en el futuro. Sin embargo, recientemente se ha confirmado la existencia de un posible caso humano en España, lo que indudablemente ha vuelto a poner en primera línea el problema de las «vacas locas». La principal preocupación para los consumidores es conocer cuál es su riesgo real y si se está haciendo todo lo posible para intentar solucionarlo.
Formas de la proteína modificada
Las principales formas de la proteína priónica (PrPSc) con capacidad infecciosa son cuatro, descritas en el tejido cerebral de personas con la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob:- Enfermedad clásica (CJD): Estas personas poseen los tipos 1 a 3 de PrPSc.
- Nueva variante (vCJD): Poseen el tipo 4 de la proteína PrPSc.
Estas formas están codificadas genéticamente, lo que implica que el tipo de enfermedad o variante fenotípica pueden ser diferentes, según las personas afectadas. De la misma forma, una persona puede ser sensible o resistente a la infección priónica, dependiendo, fundamentalmente, de su sensibilidad genética.
Estudios epidemiológicos y clínico-patológicos, junto con los análisis de la proteína priónica patológica (PrPsc), indican que la nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob (vCJD) está íntimamente relacionada con la responsable de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB).
No obstante, como se ha indicado, no sólo existe un tipo de proteína anómala. Éstas se pueden clasificar en función de sus propiedades biológicas en la transmisión a animales de laboratorio y mediante análisis de tipo físico y químico.
Exposición a los priones de origen animal
Hasta el momento se han confirmado 150 casos humanos de la vCJD, y las previsiones indican que la cifra puede aumentar
Entre 1980 y 1996 se puso en el mercado de carne del Reino Unido unos 750.000 animales sacrificados para consumo humano. Esto significa, según la Unión Europea, que más de 500.000 británicos tuvieron un contacto evidente y continuado con los priones modificados de origen animal.
Evidentemente, se ha producido una importante especulación sobre el número de casos humanos que van a aparecer en un futuro próximo, llegando a aventurar que millones de personas pudieron tener contactos esporádicos con las proteínas infecciosas.
Los datos existentes sobre la vCJD están indicando el nivel de afectación esperable en humanos. Hasta el momento, se han confirmado 150 casos humanos y se está pendiente de la confirmación de 6 casos más. Desgraciadamente, sólo pueden ser diagnosticados casos humanos, de forma definitiva, después de la muerte de las personas afectadas y tras una toma de muestra de su tejido nervioso.
Actualmente, se está realizando un estudio con más de 100.000 muestras de humanos en el Reino Unido, lo que podrá dar una idea de la extensión real de la enfermedad en el ser humano y del peligro latente para otros países también afectados. En España, este estudio no se está desarrollando, ya que la crisis alimentaria pasó hace años y el consumo de carne se ha recuperado a los valores normales después de 4 años de evolución.
Según los datos proporcionados por las autoridades españolas, en el Reino Unido aparece un caso humano, aproximadamente, por cada 250 casos animales. En España se han detectado hasta hoy 574 animales, lo que podría hacer esperables 2 casos humanos. No obstante, los casos en personas están relacionados con el consumo de vísceras de animales afectados de edades superiores a los 24-36 meses. Debido a que en nuestro país el consumo de carne de vacuno es de animales de menos de 12 meses, se debería esperar una menor prevalencia de la enfermedad en los humanos.
La aparición de un caso humano no da ninguna idea concreta de la evaluación futura. Sí indica, sin embargo, que la exposición a la que nos hemos visto sometidos antes del control exhaustivo de la alimentación de los animales y de sus productos derivados nos va a venir reflejada a lo largo de los próximos años.
Sensibilidad genética
Los genes humanos que determinan la sensibilidad a los priones modificados, procedentes de animales enfermos, son los que codifican la síntesis de la proteína PrP normal. En el codón 129 del gen humano PrP es donde se encuentra la información que finalmente determinará si esa proteína posee en una posición específica tanto metionina como valina. Este es el codón fundamental en la sensibilidad de los humanos a sufrir la vCJD, ya que todos los pacientes analizados hasta la fecha son homocigotos para la metionina en este codón.
Utilizando ratones transgénicos se ha demostrado que, inoculando directamente los animales con extracto de cerebro de animales enfermos, homocigotos para la valina, a otros también homocigotos para el mismo aminoácido, no se reproducía la enfermedad en la mayoría de los animales afectados. Sin embargo, cuando se inoculan ratones homocigotos para la metionina a partir de cerebros de ratones homocigotos para la valina, se obtenía un 77% de animales afectados por una forma subclínica correspondiente al tipo 4 y un 23% de afectados por el tipo 2.
Estos resultados indican que el polimorfismo en el codón 129 determina los diferentes tipos de fenotipos de la enfermedad y, de esta forma, la infección humana con priones de origen bovino no se reducirá a una única enfermedad, sino a diferentes tipos similares a la vCJD, dependiendo del genotipo de las personas afectadas.
Hasta el día de hoy, la mayor parte de los casos han sido obtenidos de grupos de población comprendidos entre los 15 y los 34 años. A partir de esta edad, la proporción de casos disminuye de forma significativa, hasta los 50. Hasta ahora no se han detectado casos en personas de más de 50 años.
Por otra parte, los datos actuales señalan que, además de la edad, la presentación de los casos dependerá del período de incubación de las encefalopatías espongiformes transmisibles. En este sentido, no existe consenso sobre el tiempo necesario para que una persona comience a manifestar síntomas clínicos, aunque los nuevos datos pueden empezar a arrojar un poco de luz a este confuso panorama.
Las evidencias científicas en relación a otras encefalopatías transmisibles humanas indican que el período de incubación puede prolongarse hasta los 60 años en total. Según estos datos, los casos actuales podrían estar asociados a los individuos jóvenes más sensibles, mientras que a medida que los períodos de incubación vayan aumentando, lo hará también la edad de las personas afectadas. Por tanto, sería esperable que el mayor número de casos acumulados humanos se diese hacia el año 2.040.
Evidentemente, para poder determinar si esto es cierto es necesario algo más de tiempo, aunque cada vez los datos podrán permitir precisar mejor la evolución futura.
Hill A.F., Desbruslais M., Joiner S., Sidle K.C.L., Gowland I, Collinge J. 2004. The same prion strain causes vCJD and BSE. Nature. 389(2):448-450.
Wadsworth JD, Asante EA, Desbruslais M, Linehan JM, Joiner S, Gowland I, et al. 2004. Human Prion Protein with Valine 129 Prevents Expression of Variant CJD Phenotype. Science. 11:10.1126-1103932.