El consumo de antidepresivos en España se ha disparado. Si en 1994 se despacharon un total de 7,2 millones de estos fármacos, al término de 2003 esa cifra creció hasta los 21,2 millones. Además, la ingesta de tranquilizantes casi se ha duplicado en este mismo periodo, al pasar de 22,5 millones de frascos a más de 38.
Estas cifras, facilitadas por el Ministerio de Sanidad, se corresponden sólo con el volumen de compras realizadas por los pacientes del sistema público de salud, es decir, que la estadística no contabiliza las prescripciones efectuadas por las consultas privadas. No obstante, el cada vez mayor uso de los ansiolíticos no siempre guarda relación con los estados depresivos de los pacientes. «Estos medicamentos se emplean para abordar la ansiedad, las fobias, los trastornos alimentarios, el dolor y las adicciones. Por eso se venden más», explica José María Galletero, responsable hospitalario de Psiquiatría.
Los antidepresivos, según Galletero, son unos fármacos muy eficaces que tienen muy pocos efectos secundarios. Tanto es así que se emplean también con cierta regularidad en las personas mayores para paliar los efectos de la llamada «depresión reactiva», un síntoma que aparece en aquellos pacientes que arrastran durante años una enfermedad crónica.
La depresión tiene un importante impacto en el mercado laboral. Según un estudio de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), el 70% de las bajas laborales por esta patología se producen en los meses de otoño e invierno.
Marta Torres, coordinadora de este informe, explica que los problemas de salud mental más frecuentes en la Atención Primaria son «la depresión (68%), la ansiedad (12%) y los trastornos mixtos ansioso-depresivos (9,5%)». La experta advierte de que «las mujeres son más propensas» a padecer depresión y la mayoría de ellas «tiene más de 40 años».
El estudio de la enfermedad y de sus síntomas ha permitido trazar el perfil de la persona propensa a padecer depresión: una personalidad demasiado perfeccionista, pesimista y controladora; rasgos obsesivos; tendencia a la angustia, y un carácter demasiado introvertido.