Los casos de obesidad infantil se han multiplicado casi por tres en los últimos diez años, de tal manera que si en el 1996 la incidencia era del 5%, actualmente el 14% de los menores son obesos, según datos presentados por las sociedades españolas de Endocrinología (SEEN) y para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) con motivo de la celebración hoy del X Día de la Persona Obesa.
La obesidad es una enfermedad crónica que afecta aproximadamente a ocho millones de españoles (el 20% de la población). Además, la mitad de la población tiene sobrepeso, principalmente por llevar malos hábitos alimenticios y hacer poco ejercicio físico.
En el caso de los niños, el problema es especialmente grave. Los nuevos hábitos de vida (videojuegos, televisión, sedentarismo) y las dietas desequilibradas favorecen el sobrepeso y la obesidad en este sector de la población, según afirman los expertos.
Enfermedades asociadas
Actualmente, la obesidad ha dejado de ser un problema estético para convertirse en fuente de enfermedades como hipertensión, diabetes, colesterol, artrosis, apnea del sueño y ciertos tipos de cáncer.
Los expertos calculan que estas patologías pueden reducirse con tan sólo bajar en un 5% ó 10% los kilos de más. Para ello, el presidente de los endocrinos, Carlos Diéguez, recomienda acudir al médico para realizar un «abordaje integral» de la obesidad.
Diéguez advierte de que «no existen fórmulas mágicas para perder peso» y que la única forma efectiva pasa por adoptar hábitos de vida saludables, principalmente una alimentaciones sana y equilibrada y práctica de ejercicio físico.
La dieta ideal es diferente para cada persona, ya que debe ajustarse a las necesidades personales: el peso, la edad, el sexo, etc. En lo que se refiere al ejercicio, los médicos recuerdan que puede bastar con andar un par de kilómetros al día.
La obesidad también se puede tratar con fármacos. En estos momentos hay dos medicamentos autorizados por el Ministerio de Sanidad y Consumo como tratamientos de apoyo contra la enfermedad (orlistat y sibutramina). Según los expertos, ambos fármacos son seguros y eficaces a largo plazo, pero avisan de que sólo deben usarse bajo indicación y control médico.