Científicos surcoreanos podrían haber dado un gran paso para poner fin a un desorden neurológico que afecta a millones de personas, el Parkinson. El equipo del catedrático Chung Jong-kyeong, biólogo del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea del Sur, dice haber dado con la principal causa de la enfermedad. De confirmarse este hallazgo, se abriría la puerta a la obtención de un tratamiento eficaz contra el mal.
El Parkinson está directamente relacionado con los problemas que aparecen en dos genes, Parkin y Pink 1, y el consiguiente deterioro de las funciones de las mitocondrias en las células. El gen Parkin, en condiciones normales, genera una sustancia que ayuda a eliminar las proteínas defectuosas que pueden aparecer en células cerebrales como las neuronas. El gen Pink 1, por su parte, ayuda a activar las funciones de las mitocondrias, orgánulos celulares encargados de suministrar buena parte de la energía necesaria para la actividad celular.
«En el pasado, los científicos no sabían a ciencia cierta si la ruptura de las mitocondrias era la causa del Parkinson o su consecuencia», señala el profesor Chung. Los últimos experimentos, subraya, «revelan que las mitocondrias juegan un importante papel» en el desarrollo de esa enfermedad.
Falta de dopamina
Los test realizados por el equipo de Chung con moscas del vinagre indican que los problemas aparecidos en genes Pink 1 y Parkin de estos insectos impiden a las mitocondrias funcionar correctamente, lo que interrumpe la producción de dopamina, una sustancia química clave para la regulación del movimiento, en la sustancia negra del cerebro. Si la sustancia negra se despigmenta, disminuye la cantidad de dopamina existente en el cerebro y aparecen los síntomas de la enfermedad de Parkinson, con destrucción inexorable del sistema nervioso y del tejido muscular.
Según Chung, los experimentos con las moscas del vinagre revelan que la corrección de los problemas aparecidos en el gen Parkin permite detener el proceso degenerativo que trae consigo el mal. Aunque tanto las mutaciones del gen Parkin como las del Pink 1 pueden desencadenar la enfermedad, es el deterioro de este último el que juega un papel más importante en la aparición de la misma.
Estos hallazgos dan la clave para averiguar por qué la gente puede padecer la dolencia, lo que derivará en la obtención de un tratamiento adecuado para acabar con ella, asegura el experto surcoreano. No obstante, precisa que «incluso si el material que se está estudiando es determinante, aún habrán de pasar años hasta que se encuentre un medicamento y un tratamiento que puedan ayudar a los pacientes».