La Administración Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha solicitado a la industria alimentaria estadounidense ayuda para luchar contra la pandemia de obesidad que asola a la población de este país, que presenta un coste sanitario anual en torno a los 100.000 millones de dólares.
La FDA ha recomendado a los restaurantes que recorten de forma voluntaria el tamaño de sus muchas veces enormes raciones. Además ha pedido que se ponga mayor énfasis en la promoción de opciones bajas en calorías, que se multipliquen estas ofertas en los menús y que se incluya detallada información sobre nutrición y calorías en cada plato.
Y es los estadounidenses consumen más de un tercio de sus calorías diarias a partir de alimentos preparados fuera de casa, incluidos comedores de centros escolares y empresas, según una investigación subvencionada por la FDA. Así, la población de este país invierte un 46% de su presupuesto mensual para comida en platos precocinados, restaurantes o establecimientos de «fast food».
La Asociación Nacional de Restaurantes, que representa a 60.000 empresas y a un total de 300.000 establecimientos en EE.UU., ha indicado sus discrepancias con el informe de la FDA a pesar de haber colaborado en su redacción. La asociación insistió en que sus socios ya están implementando algunas de estas recomendaciones con ofertas saludables, sustitución de ingredientes y la inclusión alimentos altos en fibra.