Investigaciones recientes sugieren que ciertas sustancias que provocan efectos similares a los del cannabis podrían servir para iniciar nuevas vías de tratamiento contra la enfermedad de Parkinson. Los científicos estadounidenses que han llevado a cabo el experimento consiguieron incrementar los endocannabinoides del cerebro mediante un compuesto experimental que fue combinado con un fármaco ya utilizado para tratar ese mal.
El cóctel obtenido en la prueba fue administrado a ratones de laboratorio con un desorden similar al que presentan las personas afectadas por la enfermedad de Parkinson. Un cuarto de hora después parecían desaparecer los síntomas y los roedores comenzaban a moverse de forma libre. Los ratones recuperaron «básicamente la normalidad», aseguró el doctor Anatol Kreitzer, de la Stanford University de California. No obstante, los autores del estudio señalaron que no debe deducirse que el hecho de fumar cannabis reduciría los síntomas del Parkinson, ya que los compuestos utilizados afectan al cerebro de manera distinta.
La región del cerebro en la que se centraron las pruebas fue el estriato, relacionado con el Parkinson, la depresión, la adicción y los trastornos de tipo obsesivo y compulsivo. La dopamina, un neurotransmisor que trasmite mensajes entre los nervios, es la que regula la actividad de las neuronas en el estriato. La enfermedad de Parkinson puede estar causada por una escasez de dopamina. Así, cuando se elimina esa sustancia, el circuito responsable de inhibir el movimiento se vuelve superactivo.
El compuesto inoculado a los ratones, que imita los efectos de la dopamina, produjo una cierta mejora. Tras añadir otro fármaco experimental llamado URB597, que ralentiza la disolución de los endocannabinoides en el cerebro, se obtuvieron resultados «sorprendentes» en los animales, señaló Kreitzer.