La lista de sustancias potencialmente cancerígenas crece. El último catálogo, elaborado por centros de investigación estadounidenses, recoge 216 sustancias relacionadas con la aparición del cáncer de mama. Un total de 73 se encuentran en productos de consumo habitual, como medicamentos o aditivos alimentarios; 35 son contaminantes ambientales, y 29 se fabrican de forma masiva.
Para elaborar este listado se revisaron 900 estudios científicos publicados en la revista «Cancer», unas investigaciones que relacionaban diferentes sustancias con la aparición del cáncer de mama. Estos trabajos recogen evidencias de su efecto en ensayos con animales, pero también en humanos.
Algunos de los carcinógenos más comunes son el benzeno, incorporado en los combustibles de los coches; la acrilamida, presente en infinidad de productos de uso cotidiano, como las lentes de contacto, detergentes y cosméticos; sustancias químicas que recubren alfombras, textiles y muebles para evitar la combustión; materiales utilizados en la construcción como el PVC, etc.
En el informe aparecen también sustancias naturales como los derivados del helecho o el metileugenol, un potenciador del sabor de uso común extraído de plantas como la albahaca, el jacinto, la cidronela o el anís.
Hay además carcinógenos difíciles de evitar como la radiación natural de la Tierra, así como otras fuentes de radiación -rayos X y radiofármacos- imprescindibles para el diagnóstico médico.
La Fundación Susan G. Komen para la prevención del cáncer de mama, impulsora de la lista, dice que la presencia de estos contaminantes en nuestro entorno podría explicar por qué las mujeres del mundo rico tienen hasta cinco veces más probabilidades de desarrollar un tumor en el pecho.