Un estudio dado a conocer ayer en la Conferencia Internacional de la Sociedad Torácica de Estados Unidos, que tiene lugar en San Francisco, señala que la obesidad, además de provocar diabetes y problemas cardiovasculares, también hace más graves los efectos del asma.
El trabajo, llevado a cabo con tres mil adultos asmáticos y desarrollado por médicos del Hospital Emory Crawford Long, de Georgia, constata que el mal tenía dimensiones graves y mucho más persistentes en las personas más obesas. Ese hecho adquiere especial importancia en Estados Unidos, donde la obesidad se ha convertido en lo que algunos expertos califican como «una epidemia». En una población de poco más de 300 millones de estadounidenses «aproximadamente el 65% de los adultos mayores de 18 años tienen sobrepeso o son obesos», según el investigador Brian Taylor.
El incremento de la obesidad ha sido paralelo a un aumento sustancial en la incidencia de asma, apuntó Taylor, que detalló que el análisis demostró que más del 66% de los obesos señaló que sufría continuos problemas causados por el asma. Además, y en comparación con gente de peso normal, un 36% tenía mayores probabilidades de ausentarse del trabajo debido a la persistencia de los síntomas.
Asimismo, podría existir un vínculo entre la obesidad y la leptina, una hormona producida por los tejidos grasos que regula el peso corporal, según indicaron los científicos. Otras investigaciones han indicado que es posible que la leptina contribuya a la inflamación de las vías respiratorias en pacientes asmáticos.