Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena revela que tres nuevos fármacos para la artritis reumatoide -rituximab, abatacept y tocilizumab- consiguen una mejora de la enfermedad en más de un 50% y frenan su avance. En concreto, retrasan la progresión de los daños en las articulaciones.
Los investigadores estudiaron los tres fármacos y sus efectos, como terapias únicas o junto con otros tratamientos existentes. Los dos primeros ya han sido aprobados como tratamientos para la artritis reumatoide, mientras que el tercero se encuentra en ensayos en fase III.
Estos medicamentos tienen mecanismos diferentes de acción. El rituximab se dirige a los antígenos CD20 en ciertas células y conduce a su disminución en el organismo. El abatacept interfiere en la respuesta de activación de las células. Y el tocilizumab tiene por objetivo la proteína interleuquina 6.
Los tratamientos tradicionales para la artritis reumatoide incluyen fármacos antiinflamatorios no esteroideos, glucocorticoides y antirreumáticos modificadores de la enfermedad. Sólo estos últimos, y en alguna medida los glucocorticoides, pueden impedir el avance de la patología.
La artritis reumatoide es la más común de las enfermedades inflamatorias crónicas que afectan a las articulaciones, y sus síntomas incluyen dolor articular, agarrotamiento e hinchazón.