La hierba de los canónigos se conoce también como «hierba de gatos» ya que su olor tan pronunciado e intenso atrae a estos felinos. Pertenece a la familia de las valerianáceas, formada por más de 350 especies repartidas por el mundo. Entre ellas se encuentra la valeriana, de conocida acción tranquilizante y sedante.
A medida que avanza el invierno y escasean las verduras de temporada, aparece sutil aunque cada vez con más fuerza en los mercados, la hierba de los canónigos. Es una deliciosa verdura, resistente al frío y a las heladas, crece silvestre en las laderas de los campos de cereal y en las praderas y deleita con su delicado sabor las ensaladas de invierno. Esta planta, tan apreciada en los países centroeuropeos, se utiliza como componente de ensaladas o como ornamento de platos distinguidos. En los mercados de nuestro país la podemos encontrar desde octubre hasta marzo.
La hierba de los canónigos se distingue por la particular disposición de sus pequeñas hojas verdes en forma de ramillete o rosetas. Es pequeña, ronda los 10 y 30 centímetros de altura, y sus hojas son tanto más tiernas y sabrosas cuanto más pequeñas. Su sabor recuerda ligeramente a la nuez o la avellana, con un fondo algo picante, que se torna amargo si el ejemplar es viejo.
Su riqueza nutricional
Esta planta tan discreta es un concentrado de betacaroteno, pigmento de color naranja-rojizo, enmascarado por el color verde que le confiere la clorofila. La vitamina C también abunda, y en cuanto a minerales destaca su contenido en yodo, aunque dependerá de la riqueza del suelo en este mineral, allá donde ésta crezca.
Para no enmascarar su delicado y particular sabor conviene aliñar la ensalada de hierba de los canónigos con una vinagreta suave.
Para aprovechar las cualidades de este vegetal, se ha de consumir antes de dos días, aunque bien conservado en la parte baja del frigorífico mantiene su frescura hasta cuatro días. Para preparar una ensalada, se corta manualmente la pequeña raíz de su base y se limpian los ramilletes para eliminar los restos de tierra sin estropear las hojas, bajo un suave chorro de agua fría, de manera cuidadosa, y se dejan escurrir.
La mejor forma de disfrutar de este vegetal es consumirlo crudo como ingrediente de ensaladas, o en preparaciones en las que no se aplique mucho calor, como rehogado para tortillas o ingredientes de sopas en las que se añade en el último hervor.