La contaminación ambiental, el crecimiento demográfico, la rápida urbanización y los cambios sociales, entre otros factores, tienen una repercusión significativa en la alteración del equilibrio en el mundo de los microorganismos y esto provoca que, cada año, surja una enfermedad infecciosa nueva.
Así lo pusieron de manifiesto ayer varios científicos durante la presentación del 12 simposio de la Fundación Lilly que, bajo el título «Cambios ambientales, sistemas microbianos e infecciones», se desarrollará este jueves y viernes en El Escorial (Madrid).
Estos expertos señalaron que el surgimiento de nuevas infecciones tiene que ver con las oscilaciones en las temperaturas o en la pluviosidad; la construcción de grandes presas; la polución química e industrial; la aplicación de pesticidas; los nuevos hábitos de vida, y los masivos movimientos migratorios.
40 enfermedades nuevas
De hecho, evidenciaron que actualmente existen al menos 40 enfermedades que se desconocían una generación atrás. En el contexto de un mundo globalizado, «las enfermedades infecciosas suponen un grave problema sanitario», indicó el doctor José Antonio Gutiérrez, director de la Fundación Lilly.
Las enfermedades infecciosas parecen estar surgiendo con más rapidez que nunca y se propagan más deprisa. En los últimos cinco años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha verificado más de 1.100 brotes epidémicos.
Entre las enfermedades que han surgido, o resurgido, en los últimos años se encuentran el virus del Nilo Occidental, el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS) o el virus de la gripe aviar.
Pautas de actuación
Las enfermedades infecciosas causan 15 millones de muertes anuales; representan el 5% de la mortalidad en el mundo desarrollado y superan el 35% en el caso de los países del tercer mundo. El panorama de las enfermedades infecciosas en el mundo es muy heterogéneo; mientras que algunas enfermedades como la gastroenteritis, el paludismo o la malaria están controladas en las sociedades avanzadas, en otras poblaciones mal nutridas y con malas condiciones higiénicas tienen una prevalencia notable y alcanzan una gravedad inusual.
Respecto a las pautas de actuación, «hoy tenemos cada vez más capacidad de conocer de una forma rápida y eficaz cualquier agente microbiano», afirmó César Nombela, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid. Para ello citó el ejemplo del virus del SRAS, «un agente que surge y que se controla con eficacia y rapidez, siempre que se pongan en marcha los elementos esenciales de la salud pública», añadió.
En el último lustro la OMS ha verificado más de 1.100 brotes epidémicos
El profesor Nombela concluyó con que «en definitiva la situación en cuanto a enfermedades infecciosas es muy asimétrica en el mundo y la mortalidad por infecciones en países menos desarrollados alcanza 5 ó 6 veces mayor nivel que en los desarrollados. La globalización tiende a equilibrar las amenazas y los riesgos. Por ello, el conocimiento de los sistemas microbianos y de sus pautas de evolución, debe conducir cuanto antes a una aplicación más homogénea del control de estas infecciones porque cuando se baja la guardia se vuelven a manifestar con intensidad».
Infecciones reemergentes
Los expertos señalan que «las enfermedades infecciosas son enfermedades ecológicas, altamente dependientes de los cambios ambientales». Por ello, los procesos industriales, sociales o tecnológicos afectan directamente la ecología microbiana. «Los cambios ambientales influyen en todo el ecosistema y, por tanto, en los microbios como parte del mismo», indicaba Nombela.
Actualmente se están desarrollando modelos donde se puedan relacionar los cambios climáticos, como fenómenos naturales, con su influencia sobre los patógenos bacterianos y las infecciones reemergentes, como el cólera.
La utilización y también el mal uso de los antibióticos han tenido impacto en la trayectoria evolutiva microbiana. «Se han introducido un conjunto de sustancias que siendo tóxicas para los microbios han forzado su evolución hacia formas resistentes. No sólo hablamos de antibióticos, sino de otros muchos agentes presentes en la polución química del ambiente, que son tóxicos para cualquier organismo vivo y, por tanto, también para los microorganismos y, que fuerzan este proceso evolutivo», comentó Nombela.
Según señala el Informe sobre la Salud en el Mundo 2007 de la OMS, «la propagación de la resistencia a los antibióticos amenaza gravemente los avances logrados en muchas áreas de la lucha contra las enfermedades infecciosas. En concreto, suscita gran preocupación la tuberculosis extremadamente farmacorresistente -tuberculosis XDR-. La resistencia a fármacos es también manifiesta en el caso de las enfermedades diarreicas, las infecciones nosocomiales, las infecciones de transmisión sexual, las infecciones de las vías respiratorias, la malaria, la meningitis y, se está observando ya en la infección por VIH».