Los desfibriladores deberían estar presentes en puntos donde exista gran afluencia de público. Bajo esta máxima, 25 conocidos restaurantes de Madrid han puesto en marcha una iniciativa pionera en España para instalar en sus locales estos dispositivos, que pueden salvar la vida a clientes que sufran un paro cardiaco.
Estos establecimientos, entre los que se encuentran Gaztelupe, Zalacaín, El Asador Donostiarra y Pedro Larumbe, han constituido la llamada Red de Restaurantes Bajo Protección Cardiaca. Está previsto que este proyecto se amplíe a todo el territorio nacional.
El objetivo de los impulsores de esta iniciativa es que, a lo largo de los próximos años, los desfibriladores se conviertan, como los extintores, en un «elemento más del mobiliario urbano» en aeropuertos, campos de fútbol, grandes centros comerciales, centros deportivos y de trabajo. E incluso recomiendan que, a nivel individual, se lleven en el maletero del coche.
35.000 muertes
La muerte súbita cardiaca es la primera causa de fallecimiento en España. Según Josep Brugada, director del Instituto del Tórax del Hospital Clínico de Barcelona, esta enfermedad se cobra cada año la vida de 35.000 personas. Muchas de estas muertes se podrían evitar con un desfibrilador a mano.
Y es que el uso de estos aparatos en los primeros minutos puede salvar una vida y su utilización es muy sencilla. «Hay que romper el tabú de que sólo lo puede hacer el médico. Lo puede hacer cualquiera, incluso un niño, después de un cursillo de unos minutos», afirma el doctor Brugada.
Con un desfribilador cerca, hay diez minutos de esperanza de vivir, ya que en cada minuto de retraso en aplicarlo se pierde un 10% de las posibilidades de superar la parada. Su difusión, afirman los promotores de la iniciativa, será realidad en algunos años, ya que está demostrado que el 90% de las muertes súbitas se producen fuera de los hospitales.