Los grifos son la principal fuente de ruido en una instalación de agua. Sobre todo, los grifos monomandos, que actúan como potenciadores del ruido debido a la presencia del mezclador. El nivel de sonoridad varía de unos modelos a otros y, por ello, la Norma UNE EN 817:1998 clasifica la grifería en dos grupos acústicos, I y II, de menor a mayor sonoridad. Estos grupos se relacionan a la vez con un caudal determinado, que se clasifica según las letras A, B, C y D, donde A se corresponde con el caudal mínimo y D con el máximo. Es decir, un grifo IA sería el modelo más silencioso, pero también el de menor caudal.
En principio, se considera que la presión y el caudal de agua son los factores que más influyen en la sonoridad. No obstante, existen otros aspectos que también afectan al nivel de ruido. Para conocer las condiciones exactas en las que éste se genera, el Laboratorio de Ingeniería Acústica y Mecánica de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Terrassa, perteneciente a la Universidad Politécnica de Cataluña, llevó a cabo un estudio sobre el tema. Construyó una planta piloto en la que reprodujo diferentes tipologías de instalación de suministro de agua en viviendas e investigó los niveles de ruido asociados a estas instalaciones.
Las conclusiones determinaron que los grifos son una fuente de ruido «en función de cómo se encuentren», ya que el nivel de sonoridad depende de la presión, el caudal, el material de la instalación, la ubicación de las tuberías y las paredes, de ladrillo hueco o yeso, principalmente.
Caudal, canalizaciones y paredes
Respecto al caudal, el estudio determinó que el nivel de ruido es directamente proporcional a la cantidad de agua. No obstante, descubrió que en algunos casos es posible obtener un nivel máximo de ruido con un caudal menor, probablemente debido a un fenómeno de resonancia de la cavidad interna del grifo o a la formación de burbujas (cavitación).
Las tuberías de cobre son más ruidosas, por lo que deben colocarse empotradas o con abrazaderas elásticas
Los ruidos que generan los grifos se transmiten a través de las canalizaciones, aunque éstas pueden influir a su vez en el nivel de sonoridad. Las tuberías de cobre, por ejemplo, son más ruidosas. Por ello, cuando se utilicen hay que empotrarlas en la pared con tubo corrugado o utilizar abrazaderas elásticas si van en instalaciones vistas.
Por su parte, las tuberías de Polibutileno (PB), un polímero similar al polietileno y el polipropileno, son preferibles cuando las paredes están construidas en cartón-yeso o la instalación se encuentra a la vista sobre pared de ladrillo. En este caso, las abrazaderas elásticas no aportan ninguna atenuación del ruido, pero sí el flexo que conecta las canalizaciones con los grifos.
Los ruidos en la instalación se pueden evitar, o al menos atenuar, si se tienen en cuenta varios aspectos. En primer lugar, hay que fijarse en las características de la grifería a la hora de adquirirla. Los modelos clasificados acústicamente como tipo I son los más silenciosos. Además:
- Cuando se utilicen tuberías de cobre habrá que empotrarlas en tubos corrugados o fijarlas con abrazaderas elásticas si la instalación está a la vista.
- Los sanitarios deben aislarse de los tabiques mediante juntas elásticas.
- Siempre que se pueda, se construirán tabiques en seco con absorbente acústico y se emplearán tuberías flexibles en las conexiones.
Otra solución más drástica pasa por alejar las habitaciones de las zonas húmedas (cocina y cuarto de baño) y no compartir la pared de estos cuartos con las viviendas vecinas.