La pizarra es un material muy resistente que se usa, sobre todo, en cubiertas y pavimentos. En su estado original, es una roca de grano muy fino y color negro azulado o negro grisáceo, aunque se pueden encontrar variedades verdes y rojas, según la zona de extracción. En España, los principales yacimientos se localizan en Galicia y León.
La pizarra se divide con facilidad en hojas planas y delgadas. De hecho, el Instituto Tecnológico de la Pizarra de Castilla y León (INTEC) afirma que se puede definir generalmente como pizarras «a todas aquellas rocas que pueden ser exfoliadas en finas láminas o lajas». Esta característica la convierte en un material idóneo para cubiertas y techos, ya que además es impermeable al agua y al aceite.
La impermeabilidad es el rasgo que mejor describe a este material. Es «insensible» a las condiciones atmosféricas adversas. Garantiza un estado adecuado del tejado y protege frente a la lluvia, la nieve o el viento. «Su coeficiente de absorción de agua es inferior al 1%», subraya la Asociación Gallega de Pizarristas.
Formatos
El formato «granel» respeta la forma conseguida tras exfoliar las rocas
En los últimos años, la calidad y variedad de los formatos de pizarra ha aumentado considerablemente hasta conseguir el salto de este material al interior de las viviendas. «Las cualidades físico-mecánicas de la pizarra y sus especiales formatos le permiten adaptarse a todo tipo de superficies, ya sean planas o curvas», precisa el INTEC.
Los formatos más habituales son cuadrado y rectangular -en diferentes tamaños-, aunque también se comercializa un formato especial denominado «granel» que respeta la forma conseguida tras exfoliar las rocas. Se trata de un formato irregular, muy empleado en caminos de jardín, cuyo espesor es mayor que el de las losetas. También aumenta el espesor de la pizarra cuando se emplea en mampostería, donde alcanza varios centímetros.
En el interior de la vivienda, la pizarra se identifica con ambientes modernos, vanguardistas. Es muy utilizada en baños y cocinas, tanto en suelos como en paredes. Sus cualidades en estos casos son similares a las de otras piedras como el mármol o el granito. Su color permanece inalterable y es un excelente material de cubrición, con una porosidad baja -inferior al 1%- e incombustible.
Cuando se coloca en suelos, puede pulirse para alisar la superficie
El acabado más frecuente de la pizarra es el que se obtiene después de la exfoliación, es decir, se prefiere un acabado natural. “La superficie puede ser lisa y regular o presentar pequeñas escamas producidas por la propia naturaleza del material”, según el INTEC. En el caso de las tejas, la Asociación Gallega de Pizarristas distingue formas redondeadas, ojivales, en rombo, hexagonales o de media luna.
De manera excepcional, cuando la pizarra se coloca en suelos, puede someterse a un acabado pulido que alisa la superficie y le confiere un brillo mate, sin llegar al nivel de brillo de otras piedras como el mármol o el granito. Tampoco presenta fisuras ni grietas y el color es bastante homogéneo.