Los radicales libres -moléculas responsables, entre otras cosas, del envejecimiento celular- y, por extensión, las enfermedades relacionadas con ellos, como la hipertensión, la fibrosis, las enfermedades mitocondriales (englobadas dentro de las llamadas enfermedades raras) como la distrofia muscular y la epilepsia, o el Alzheimer, son el objeto de estudio del proyecto europeo ROSAS, en el que participan diez grupos de investigación de Madrid, Cataluña, Valencia, Castilla León y Andalucía.
En el marco de esta iniciativa, que coordina el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Santiago Lamas, se ha identificado un biomarcador -es decir, una molécula que evidencia la existencia de una enfermedad- que podría servir como alerta temprana del estrés oxidativo provocado por los radicales libres y, por tanto, del riesgo de desarrollar patologías como las citadas anteriormente.
Por su parte, investigadores de la Universidad de Zaragoza han corregido el modelo de organización de uno de los procesos fundamentales de las células, la cadena de transporte electrónico mitocondrial (CTEM). «Esto permite entender mejor las enfermedades mitocondriales, un tipo de enfermedades producidas por mutaciones en el ADN, raras, incurables y para las que se carece de tratamiento», explica José Antonio Enríquez, director del estudio.
En concreto, este hallazgo permite entender mejor tres aspectos cruciales de la función de las células: cómo obtienen la energía partir de los alimentos, cómo funcionan sus rutas metabólicas esenciales y cómo se generan las especies reactivas del oxígeno, como los radicales libres, y qué efecto tienen sobre el ADN mitocondrial.
«Las enfermedades mitocondriales originan un mal funcionamiento de los procesos que se desarrollan en las mitocondrias. Muchas de ellas afectan al músculo esquelético y al sistema nervioso central, pero pueden afectar a cualquier órgano dando lugar a manifestaciones multisistémicas. De hecho, las deficiencias mitocondriales pueden dar lugar a diabetes, enfermedades neurodegenerativas y además se postula que participan en el desarrollo del Parkinson y del Alzheimer», apostilla Enríquez.