Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han dado un importante paso en el estudio del cáncer. Acaban de publicar un trabajo en el que sugieren que el oncogén TC21, un gen precursor del cáncer, garantiza a su vez la supervivencia de los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco responsable del control de las defensas contra patógenos en el ser humano. Este hallazgo podría ser clave en la transformación de los linfocitos en células cancerosas, lo que convierte a TC21 en una potencial diana antitumoral.
Los linfocitos son los encargados de reconocer los microorganismos patógenos, ya sean bacterias, parásitos o virus. Lo logran gracias a una sustancia que incorporan estos microorganismos invasores, los antígenos, que reconocen a través de unos receptores alojados en su membrana (receptores TCR en el caso de los linfocitos clase T y BCR para los linfocitos B), explica el CSIC.
Cuando estos glóbulos blancos se encuentran con los microorganismos portadores de antígenos, TCR y BCR transmiten unas señales que provocan que los linfocitos proliferen, se activen y, a su vez, produzcan la activación del sistema inmunitario, que procederá a la destrucción de los invasores.
Señales de supervivencia
Pero, además de esas señales, TCR y BCR transmiten otras de baja intensidad aun en ausencia de antígenos. Se trata de señales de supervivencia, necesarias para mantener vivos a los linfocitos. Un equipo de investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid) ha analizado estas señales en relación con el oncogén TC21, un gen que, debido a su funcionamiento anormal, provoca la transformación de las células normales en cancerosas. Los científicos, dirigidos por el investigador del CSIC Balbino Alarcón, han descubierto que TC21 puede controlar la transmisión de señales de supervivencia de TCR y BCR. Basándose en modelos animales, comprobaron que, si la activación de TC21 es deficiente, se produce una drástica disminución del número de linfocitos.
«Estos datos, unidos a la constatación de que TC21 está sobreactivado en distintos tipos de linfoma, sugieren que el oncogén podría ser responsable de la supervivencia de linfocitos T y B en situaciones no fisiológicas y que, en caso de mal funcionamiento, podría constituir uno de los pasos clave en el proceso de su transformación en células cancerosas, lo que le convertiría en una diana antitumoral», asegura Alarcón.