La cola animal es una sustancia adhesiva de naturaleza proteica que se obtiene por hidrólisis del colágeno presente en las pieles, los huesos, las pezuñas y los tejidos de los animales. Esta cola de origen orgánico dejó de utilizarse a gran escala en las primeras décadas del siglo pasado y, en la actualidad, se emplea casi en exclusiva en los trabajos de restauración, donde son muy apreciadas por su buena adherencia, elasticidad y reversibilidad. Este tipo de cola se comercializa en forma de polvo, bolitas o tabletas de color ámbar, que se deben fundir mezcladas con agua para su posterior uso.
Características de la cola animal
Hasta hace unos ochenta años, la de origen animal era la única cola que se usaba en carpintería y en ebanistería. Hoy en día, este tipo de colas se utilizan casi en exclusiva en la restauración de muebles antiguos.
Este mobiliario carece de la estabilidad que puedan tener los aglomerados y los contrachapados actuales, por lo que las propiedades de la madera se pueden alterar por la humedad de la misma, el tipo de corte y las condiciones climáticas del entorno. Por ello, las colas utilizadas en su restauración deben tener una elasticidad que les permita adaptarse a la expansión y contracción de la madera, una característica de las colas orgánicas. Otra particularidad de este tipo de colas es su reversibilidad, que permite despegar con relativa facilidad las piezas adheridas.
Cómo preparar la cola
La cola animal se comercializa en tabletas, polvo y bolitas de color ámbar. Para su elaboración, se vierte en un recipiente la cantidad de bolitas, tableta o polvos de cola que se vayan a necesitar y se cubren con agua. El porcentaje debe ser una parte de cola por dos de agua. También hay que tener en cuenta que, al absorber el agua, las bolas se hinchan, por lo que su volumen aumenta bastante.
Durante este proceso, la cola no debe entrar en ebullición, ya que perdería su poder adhesivo
Tras dejar reposar la mezcla unas doce horas, se introduce el recipiente en una cazuela al baño María durante unos 30 minutos. En este tiempo, hay que remover el producto con frecuencia para favorecer la fusión de la cola. La cola estará lista para su uso cuando alcance la consistencia de la miel filtrada. No debe estar ni demasiado líquida ni demasiado densa.
Durante este proceso, la cola no debe entrar en ebullición, ya que perdería su poder adhesivo. Cuando la cola empiece a hervir, en la superficie de la misma se formará una espuma blanca. Si esto ocurre, hay que retirar el cazo del fuego.
Este tipo de cola se debe utilizar caliente, por lo que ha de aplicarse una vez preparada. La zona o pieza que se va a encolar debe estar limpia, sin restos de suciedad ni otros adhesivos. La cola animal se aplica en ambas superficies con una brocha pequeña. A continuación, se unen ambas superficies al deslizar una sobre otra. Todo el proceso debe ser muy rápido, ya que la cola endurece con rapidez.
Este tipo de cola se debe utilizar caliente, por lo que ha de aplicarse una vez preparada
Si sobresale algún resto, debe retirarse antes de que cristalice con un trapo humedecido en agua caliente. Para mejorar la adhesión, se deben colocar unas mordazas en la pieza encolada.
Si en vez de aplicar se quieren retirar los restos antiguos de cola animal, solo hay que empapar la superficie encolada con agua tibia. A continuación, se elimina la cola con un cúter o con una esponja abrasiva humedecida en agua. Por último, se pule la zona con una lija fina.