La elección de alimentos cardiosaludables permite reducir hasta en un 54% la ingesta diaria de productos que favorecen el colesterol y hasta un 74% la de grasas saturadas. Estos dos elementos son claves en la aparición de alguno de los principales factores de riesgo implicados en el desarrollo de las enfermedades del corazón.
Con motivo de la celebración del Día Mundial del Corazón, expertos en nutrición y salud inciden en la importancia de seguir unos hábitos alimenticios saludables, que son determinantes para prevenir la aparición de enfermedades cardíacas. «Saber comprar y preparar los alimentos de forma adecuada favorece la adopción de una pauta nutricional positiva para nuestra salud cardiovascular», explica Meritxell Gómez, del Programa Nutrición y Salud.
Para ello es esencial seguir una dieta variada y equilibrada, que incluya cinco raciones diarias de frutas y verduras, dos de lácteos desnatados, cereales integrales, tres raciones semanales de legumbres, cuatro raciones semanales de pescado, aceite de oliva y frutos secos. Estas recomendaciones pueden aplicarse a la población en general, pero están especialmente indicadas para las personas con colesterol alto.
Los expertos explican que la sustitución de algunos alimentos por otros de similares características puede contribuir a reducir de forma significativa los niveles de colesterol. Afirman que el consumo exclusivo de lácteos desnatados puede disminuir en un 80% la ingesta diaria de grasas saturadas procedente de este grupo de alimentos, y que la sustitución de la carne habitual por otra magra o por aves blancas puede reducir hasta un 20% la ingesta de colesterol aportado.
También destacan la importancia de incorporar pescados azules en la dieta, que deberían de estar presentes en la mitad de las raciones semanales, ya que su contenido en grasas buenas para el corazón es muy alto. Los frutos secos son otro alimento rico en estas sustancias, y el consumo de un puñado de nueces, avellanas o almendras son un buen aliado en la lucha contra el colesterol.