Los casos de ansiedad, depresión y estrés entre los parados españoles aumentan a consecuencia del desempleo y de la incertidumbre económica, tal y como se ha puesto de manifiesto en las Jornadas de Actualización de Medicina de Familia, organizadas por la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), que se celebran en Granada.
«Como consecuencia de la crisis económica es más común que acudan a nuestras consultas personas en paro que presentan trastornos mentales, ya que su situación les hace más sensibles y vulnerables a las circunstancias de su entorno», ha explicado el doctor Antonio José Madueño, miembro del Grupo de Salud Mental de semFYC. En este sentido, el presidente de la sociedad, el doctor Josep Basora, ha recordado la obligación de los profesionales de la Atención Primaria de reforzar su respuesta ante estas patologías, que frecuentemente tienen que abordar en sus consultas.
En un principio, el director científico de estas sesiones, el doctor José Zarco, ha apostado por asesorar a los pacientes sobre las intervenciones no farmacológicas y las farmacológicas más adecuadas a sus necesidades. Sin embargo, dado que la ansiedad, la depresión y los trastornos adaptativos son los principales motivos de prescripción de psicofármacos en la consulta del médico de familia, Madueño ha recordado que este tratamiento, en caso de que se prescriba, «siempre debe ir acompañado de psicoterapia de apoyo». «Hay que ofrecer al paciente un espacio de escucha en el que pueda exponer confidencialmente sus problemas y en el que se le oriente acerca de cómo poder afrontarlos», ha precisado.
En concreto, los ansiolíticos, sobre todo las benzodiacepinas, son los psicofármacos más prescritos por el médico de familia. En general, estos profesionales recomiendan que se utilicen de manera adecuada a corto plazo. «Cuando se toman de manera prolongada no siempre resulta fácil retirarlos debido a la dependencia que generan. Los antidepresivos, en cambio, no producen esa adicción pero sí pueden provocar un síndrome de abstinencia si se dejan de tomar de repente. Por eso se debe hacer de manera paulatina», ha argumentado Madueño. En general, ha afirmado que el perfil del paciente al que se prescribe con más frecuencia coincide con el de «una persona de mediana edad, tanto hombre como mujer, y de cualquier condición sociocultural».