Dos terceras partes de los pacientes con la bacteria «clostridium difficile», la primera causa de diarrea adquirida en hospitales y que en casos graves puede ocasionar la muerte, se quedan sin diagnosticar, casi la mitad de ellos (47%) porque nunca se solicita la prueba para detectarla y el resto (19%) por no usarse una técnica óptima. Se desprende así del Estudio Nacional sobre el Diagnóstico de «clostridium difficile».
La investigación, en la que han participado 118 hospitales y ha contado con el Hospital Gregorio Marañón de Madrid como centro de referencia, tenía como objetivo evaluar la situación de esta enfermedad en España. Para ello, se pidió a todos los laboratorios que enviaran una muestra de las heces que les llegasen durante una jornada y el informe de las pruebas realizadas a las mismas, para poder repetirlas después.
«El resultado demostró que el laboratorio de origen no diagnosticó la presencia de ‘clostridium difficile’ en el 66% de las muestras», según el doctor Emilio Bouza, jefe del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. «Cuando miramos estos casos, descubrimos que el 47% de ellos no se diagnosticaron porque el clínico nunca había solicitado la prueba y que, en el 19% restante de casos, aunque se había pedido, no se había utilizado una técnica microbiológica óptima para detectar la bacteria», precisa.
Otra de las conclusiones del estudio demostró, de forma inesperada, que no solo los pacientes mayores son víctima de esta bacteria, pues el 20% de los casos de «clostridium difficile» se dio en jóvenes no hospitalizados, embarazadas o pacientes que habían acudido a un ambulatorio por un catarro, es decir, individuos que no habían adquirido la infección por «clostridium difficile» en un hospital. «Nuestro estudio ha demostrado que prácticamente la mitad de los episodios de ‘clostridium difficile’ no eran de pacientes hospitalizado, sino de pacientes que no estaban en el hospital», puntualiza el doctor Bouza, para quien la magnitud del fenómeno de las diarreas no hospitalarias «ha sido una sorpresa».
Ante estos datos, el doctor Bouza ha constatado que ni los médicos ni los microbiólogos de los hospitales españoles están lo suficientemente atentos a la posible existencia de la bacteria «clostridium difficile» en un paciente. Por ello, crearán el Grupo de Estudio de «Clostridium Difficile» dentro de la Sociedad Española de Quimioterapia y la elaboración de un documento de opinión para mejorar la detección de esta bacteria en los hospitales españoles.