Profesionales médicos han reclamado la necesidad de que haya un mejor diagnóstico del Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) en los más pequeños, ya que afecta a más de 300.000 niños españoles de entre seis y 16 años, lo que supone el 6% del conjunto de menores. Con motivo de la celebración este viernes 13 de julio del Día Mundial del TDAH, el expresidente de la Sociedad Española de Psicología Experimental (SEPEX) y responsable de la Unidad de Atención y Memoria del Servicio de Psicología Aplicada de la Universidad de Murcia, Luis Fuentes, ha recordado que se atribuye como hiperactivos a muchos niños inquietos y, en cambio, no se diagnostica a otros con esta enfermedad por creer que tienen problemas de comportamiento.
«La clave está en que la disfunción del comportamiento se produzca tanto en casa como en el colegio. En ese caso hay que acudir al pediatra para un diagnóstico clínico», ha remarcado el neuropsicólogo de la Unidad, Pedro Jesús Fernández. En ese diagnóstico, ha proseguido, destaca la aportación del programa en Tres Dimensiones (3D), «Aula Nesplora», que permite ayudar al psicólogo o al médico en ese tratamiento con mayor precisión que cualquier otro método, dado que evalúa diferentes aspectos de la atención y concentración. Este programa incluye un sensor de movimiento y unas gafas en 3D que recrean un aula escolar, en la que el niño debe realizar una tarea, con las distracciones típicas de una clase. Los resultados se presentaron en el último congreso de la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (ANPIR) y más de 3.500 niños ya se han evaluado en todo el mundo con este método, desarrollado en España por la empresa Nesplora en colaboración con la Clínica Universidad de Navarra.
Una vez diagnosticado el niño, el tratamiento se adapta a la gravedad. «La medicación solo debe reservarse a los casos graves, debido a que puede presentar efectos secundarios. En casos más leves de déficit de atención o hiperactividad se puede recurrir a terapias de estimulación cognitivas, como las que realiza la Unidad de Atención y Memoria, en las que intervienen psicólogos especializados, o a la ingesta de bebidas estimulantes», ha comentado Fernández. Dicho esto, el neuropsicólogo ha avisado de que si estos niños no se diagnostican y tratan, la principal consecuencia que tiene son los «peores resultados académicos» aunque, además, al llegar a la edad adulta estos problemas pueden empeorar y convertirse en dificultades de adaptación en entornos laborales y familiares.
«Los pacientes tienen dificultades para desempeñar su trabajo con la atención requerida y para realizar quehaceres diarios como pagar cuentas o tareas domésticas. En algunos casos puede generar comportamientos de riesgo y adictivos», ha recalcado Fernández. Un estudio publicado en mayo en la revista «Health Quality Life Outcomes», y realizado con 108 pacientes de siete países de Norteamérica y Europa, ha confirmado así la escasa productividad laboral y la elevada conducta antisocial de estos pacientes. Por ello, la investigación ha concluido en que la detección temprana y el tratamiento resulta «imprescindible y no está limitado a ciertos países o entornos socioeconómicos».