Palmeras, bollos rellenos de crema, chocolate… todos ellos presentan, además de un buen número de calorías, grasas vegetales y grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas, cuyo exceso puede perjudicar la salud cardiovascular.
Por ello, a la hora de adquirir un alimento es importante conocer su composición. Conviene saber interpretar el etiquetado nutricional y así elegir con criterio un producto u otro. En el caso de la bollería industrial resulta interesante poner especial atención en el tipo de grasa que se emplea en su elaboración, además de conocer los efectos que éstas pueden tener sobre nuestra salud.
Grasas hidrogenadas, ¿Qué son?
Este tipo de grasas se emplea con frecuencia en la elaboración de productos como aperitivos salados (palomitas, patatas fritas…), productos precocinados (empanadillas, croquetas, canelones, pizza…), galletas y bollería industrial. Los fabricantes emplean grasas hidrogenadas por su bajo coste y porque los productos elaborados con ellas pueden permanecer durante más tiempo en las estanterías de los supermercados, ya que éstas tardan más en enranciarse. Sin embargo no todo son ventajas, ya que las grasas hidrogenadas se comportan en el organismo como grasa saturada, la llamada «grasa mala» cuyo exceso contribuye a aumentar los niveles de colesterol y triglicéridos sanguíneos.
Grasas vegetales, no siempre son lo que parecen
El consumidor puede encontrarse con un problema a la hora de interpretar el etiquetado nutricional de un producto de bollería o de cualquier otro alimento, ya que los fabricantes no siempre especifican el tipo de grasa que emplean. En muchas ocasiones se limitan a indicar entre los ingredientes el término «grasas o aceites vegetales», lo que puede confundir al comprador, pues éste relaciona este término con el aceite de oliva o girasol, ambos con propiedades beneficiosas para la salud. La realidad es que si no se especifica el tipo de grasa que se emplea y sólo aparece el mensaje «grasas o aceites vegetales», lo más probable es que se hayan utilizado aceites de coco y de palma, de origen vegetal pero ricos en grasas saturadas, cuyo exceso puede perjudicar la salud cardiovascular. Si se han empleado aceites vegetales como aceite de oliva, girasol, maíz, etc., el fabricante incluye su nombre dentro de la lista de ingredientes, pues el comprador sabe que su consumo es beneficioso y por tanto, son un valor añadido para el producto.
Las «grasas vegetales» y las hidrogenadas y parcialmente hidrogenadas, son las más frecuentes en los productos de bollería industrial. Por tanto, conviene no abusar del consumo de este tipo de alimentos e intentar sustituirlos por otros productos de bollería o repostería preparados en casa, que aunque también presentan un importante contenido calórico, pueden prepararse con grasas saludables como los aceites de oliva o girasol, y pueden incluir ingredientes tan saludables como la fruta o los lácteos.
Algunas recetas de repostería para preparar en casa