A las 21 vacunas que un niño ha recibido al llegar a los 10 años ya se puede sumar una nueva contra el virus del papiloma humano (VPH). La infección crónica por este microorganismo se considera responsable del 70% de los casos de cáncer de cuello de útero y de enfermedades venéreas como las verrugas genitales. La infección por VPH es muy frecuente, pero la inmensa mayoría de los casos se resuelven espontáneamente sin síntomas y sin tratamiento alguno. Sólo una pequeña proporción persiste y aumenta el riesgo de tumores. Según Xavier Bosch, jefe del Servicio de Epidemiología y Registro del Cáncer del Instituto Catalán de Oncología, en España se diagnostican al año entre un 6 y un 12 por 100.000.
Hace ya dos años que las farmacéuticas preparan el terreno para la salida al mercado de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) con campañas de concienciación sobre el cáncer de cuello de útero. Pues bien, finalmente ha sido aprobada en EEUU y México. Pronto también estará disponible en Europa. Las primeras destinatarias de las tres inyecciones que se administran en un plazo de seis meses son las niñas a partir de los nueve años. El objetivo es que «se vacunen antes de comenzar las relaciones sexuales», explica Bosch, puesto que el virus se transmite fundamentalmente por contacto sexual.
Aunque los ensayos clínicos de la vacuna producida por Merck indican una buena protección frente a las infecciones, existen dudas sobre su efecto a largo plazo, se valora que quizá se requerirán dosis de recuerdo. Hay que subrayar que los estudios que se han hecho hasta el momento no miden la prevención del cáncer, sino de la infección. Para valorar si existe un impacto en la incidencia de tumores uterinos habrá que esperar todavía más de una década. Los fabricantes del producto siguen investigando para ampliar su uso a los varones puesto que ellos también pueden ser portadores del virus.
Los fabricantes del producto siguen investigando para ampliar su uso a los varones puesto que pueden ser portadores del virus
El cáncer de cuello de útero es el segundo más frecuente en las mujeres de todo el mundo. Sin embargo, su posición desciende hasta el séptimo puesto en los países desarrollados.Esta diferencia se puede explicar porque el riesgo de desarrollar un tumor debido a la infección por VPH aumenta considerablemente si el sistema inmune está debilitado. Ni que decir tiene que en las naciones en vías de desarrollo, las condiciones de salud así como la alta incidencia del sida no son ni mucho menos el mejor escenario para un sistema inmune potente. Sin embargo, la vacuna que se acaba de aprobar no parece que vaya a llegar a donde más se necesita porque no podrán permitirse su elevado coste, entre 300 y 500 dólares -una cantidad similar en euros.
Prevención
Hasta el momento, la estrategia consiste en citologías periódicas (el denominado Papanicolau) para detectar células anormales y en los últimos años también se emplean técnicas para determinar la presencia del virus. Para Bosch esta vacuna supone «una modernización en las técnicas de prevención».
Sin embargo, algunos especialistas consideran innecesario exponer a todas las jóvenes a la vacunación y sobretodo apuntan que no se están teniendo en cuenta los efectos secundarios. «La vacuna provoca una reacción inmune exagerada que tiene consecuencias a largo plazo. Por ejemplo, se sabe que aparecen más alergias», asegura Diego Jacques, médico, especialista en microinmunoterapia y homeópata.
La inyección está compuesta por el virus inactivado y contiene otros ingredientes entre los que se encuentra el aluminio. Un elemento controvertido puesto que es tóxico para el ser humano y en varios estudios se ha asociado a pérdidas de la masa ósea, a patologías musculares e incluso a la enfermedad de Alzheimer. En cualquier caso, no existe un consenso sobre la toxicidad del aluminio. Quizá finalmente ocurra como con el mercurio que muchos años más tarde se exige su retirada por ser potencialmente nocivo.
Mencionar el nombre Cochrane en el mundo de la medicina es hablar de una gran organización internacional que ha proporcionado una sólida plataforma para lo que se llama medicina basada en la evidencia. Pero su inspirador, el escocés Archibald Leman Cochrane, Archie Cochrane para los que le conocieron, tiene un pasado vinculado a España y a su historia. Archie Cochrane fue brigadista en 1937. Xavier Bosch lo conoció cuando estudiaba en EEUU y «me fascinó el individuo. Cuando me explicó que había estado en la brigadas internacionales organizamos varios viajes por el interior de España». Cochrane y Bosch desandaron lo andado buscando los lugares que guardaban la memoria de la guerra civil, entrevistaron a los ancianos, visitaron los edificios que habían sido testigos del enfrentamiento e incluso pasearon entre las tumbas para reconocer a los muertos.
Como dato revelador, el padre de Archie murió en la Primera Guerra Mundial cuando él tenía ocho años. Y como no podía ser de otro modo, participó en la Segunda Guerra Mundial como capitán del cuerpo médico y estuvo prisionero. El paseo por el pasado español tuvo lugar en 1979, Cochrane murió en 1988 y la organización nació en 1993. Diez años más tarde se celebró una de las reuniones anuales de la Cochrane Collaboration en Barcelona. «Mucha gente no había conocido a Cochrane y yo sí, así que decidí escribir algo para que los miembros de la organización supieran quién era su patrón», explica Bosch. Y así nació Back to the Front, el libro que recoge el viaje del recuerdo, editado por el propio autor y por el momento, sólo disponible en inglés.