La valoración de suelo pélvico en fisioterapia
La valoración de suelo pélvico la realiza un fisioterapeuta especializado en Uroginecología y Coloproctología. El primer paso es hacer una entrevista inicial con el paciente para conocer sus antecedentes clínicos, sus síntomas y factores que puedan predisponer una disfunción.
Tras ese contacto inicial, se realiza una valoración del abdomen para ver el estado de la faja abdomino-pélvica, al igual que el patrón respiratorio y la disposición de las caderas.
Después, se realiza una exploración externa para conocer los reflejos y anomalías de los grupos musculares más superficiales, e interna, con el fin de evaluar el tono muscular, la contracción de las fibras, engrosamientos o adherencias cicatriciales. Esta exploración ayudará a determinar el tratamiento más adecuado a cada paciente.
Tipos de tratamientos de fisioterapia para suelo pélvico
“Estos tratamientos son muy efectivos, ya que ayudan a reactivar la musculatura e integrarla, pero su rapidez o eficacia va íntimamente ligada a la constancia del paciente y a sus hábitos diarios”, avisa la fisioterapeuta Ana Martín.
- Terapia manual. Técnicas de masaje, presión o estiramientos que fortalecen la musculatura y huesos de esta zona.
- Pautas de ejercicios de contracción muscular. El objetivo es seguir un patrón respiratorio correcto para la reeducación de la contracción del músculo.
- Ejercicios hipopresivos. Técnicas posturales y respiratorias que ayudan a reforzar una elevada cantidad de músculos del cuerpo con el fin de mejorar la postura. Se efectúan en apnea, para conseguir una contracción refleja en los músculos de la faja abdominal y del suelo pélvico.
- Gimnasia abdominal. Su objetivo es potenciar la musculatura de sostén de las vísceras para prevenir las presiones de descenso ante los esfuerzos.
- Vibradores o aparatos de estimulación mecano-sonora. Estos dispositivos se emplean para estimular a contracción de la base de la musculatura.
- Electroterapia. Aplicación de una corriente eléctrica sobre la zona anal o vaginal con el fin de provocar la contracción del músculo tratado.
- Biofeedback. Se emplean unos electrodos que no dan descargas, solo captan la actividad muscular. Así, el paciente puede seguir los datos a través de una pantalla para poder controlar el ejercicio.
- Radiofrecuencia externa o intracavitaria. Esta técnica se puede aplicar de manera superficial o interna para mejorar el colágeno y la elastina de la musculatura y aumentar su tono.