La despensa de la casa deja de lado los colores chillones y vivos de las frutas y verduras más veraniegas para dar paso a colores ocres y más pálidos propios de las calabazas, y coles, acompañados de incondicionales compañeros de viaje como las zanahorias, cebollas y puerros. En sopa, en purés, como guisos, al vapor, asados, como plato principal o como guarnición, los menús que se pueden elaborar además de ser sencillos y económicos, permiten entrar en calor y seguir las recomendaciones nutricionales de incorporar verduras, legumbres y frutas a nuestra dieta. Algunos de ellos, como la calabaza, destaca por sus propiedades para hacer frente a problemas estomacales, úlceras y malas digestiones.
Alimentos que dan calor
Los purés, los guisos, los caldos, consomés y las legumbres cocinadas con verduras son los platos que más calor proporcionan no porque sean calóricos, sino por su elaboración; se sirven calientes y por lo tanto, aumentan nuestra temperatura corporal.
Además, la calabaza, el calabacín, las patatas, zanahorias, y espinacas, tan habituales en los purés, tienen vitamina A, además de carbohidratos y fibra, como en el caso de la patata, y de la vitamina C en el de las espinacas, entre otras muchas propiedades un interesante aporte de nutrientes que nos ayudará en esta época del año en la que abundan catarros y resfriados.
¿Qué alimentos calientan más? Cuestiones a tener en cuenta
- Los carbohidratos: como las patatas son esenciales para alimentarse en otoño e invierno, ya que nos aportan calor y energía. Lo mejor es hacer una dieta sana y equilibrada con ellos e incorpora verdura para acompañar a este tipo de alimentos.
- Los alimentos de origen animal calientan más que los de origen vegetal. Hay que tener en cuenta que entre los elementos que influyen en la determinación de que un alimento proporcione una sensación de calor o de frío se halla el tipo y el tiempo de cocción. La mayor parte de los alimentos de origen animal se cocinan, frente a muchos de origen vegetal que se pueden tomar crudos con diferentes aliños o cocinados. Pero el tiempo también es importante; mientras que una carne roja requiere mayor tiempo de asado, guisado o frito, por la propia naturaleza del alimento, los de origen vegetal requieren menos, en general. No es el caso de las vainas pero sí de las espinacas, coles, etc.
- El proceso de masticación también influye ya que es una forma natural de calentarnos y cuanto más mastiquemos los alimentos más los calentamos y nos calentamos, y mejor digestión tendremos. De acuerdo a esta premisa, los alimentos de origen animal también se mastican, o se deberían masticar más, que los de origen vegetal, ya que una lechuga se digiere mejor que un filete de pechuga de pavo o de pollo. No obstante, dentro de los alimentos de origen vegetal los que crecen de forma más lenta, como la calabaza, aportan más calor.
- Las legumbres y los frutos secos calientan más que la fruta y la verdura fresca. La razón es que son productos calóricos, caracterizados por su alto contenido oleico.
- Algunas especias también contribuyen a que se tenga una sensación térmica más cercana al calor que al frío; las más destacadas son la cúrcuma, el cardamomo, la pimienta, el chile, el jenjibre y la cayena.
- Los expertos aseguran que las infusiones son tan recomendables para calentarse como para hacer frente a los meses más calurosos, aunque subrayan que son bebidas sobre todo asociadas a los meses de invierno por su propiedad reconstituyente. Al servirse muy calientes ayudan a que el cuerpo adquiera la temperatura corporal adecuada, así que no solo hidratan por sus propiedades, como el té, sino que son diuréticos y no tienen calorías si no se les echa azúcar.
Menús contra el frío
A continuación, se proponen diferentes platos propios de los meses más fríos para entrar en calor:
- Primeros platos: crema de calabaza simple, con nueces y avellanas, con judías verdes, con espinacas a la crema, rellena con quinua y verduras, con cuscús, mezclada con espaguetis, junto con arroz, en forma de pastel con patata, mezclada con legumbres como la crema de alubias rojas y calabaza, con lentejas y garbanzos, en potaje con soja y con alubias blancas.
- Segundos platos: una opción vegetal contundente como las albóndigas de champiñones con crema de calabaza y guisantes, una nutritiva empanada, en flan, en tortilla y rehogada como guarnición de carnes y pescados.
- Postre: pastel con almendras o en forma de buñuelos dulces. Si se prefiere, se puede sustituir la calabaza por zanahoria, una hortaliza que comparte su enorme valor nutritivo por la riqueza en vitamina A.
La calabaza, la estrella de la despensa; mil y una propiedades
Esta verdura es tan utilizada en otoño e invierno tanto por su bajo aporte calórico como por la variedad de fórmulas que ofrece para cocinarse, además de tener un precio accesible por ser una verdura de temporada. Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), la calabaza es un alimento digerible, por ser rica en agua y no tener grasas y glúcidos. Su principal componente es el agua, seguida de los hidratos de carbono. Proporciona una cantidad considerable de fibra, provitamina A, vitamina C, potasio y magnesio y en menor proporción folatos, calcio, hierro y zinc.
Una vez elegida la calabaza que más interesa por su tamaño, precio… se puede aprovechar el líquido de la cocción para sopas y caldos, ya que es rico en vitaminas y minerales. También se puede utilizar la calabaza como complemento de otros platos, como carnes y pescados; basta con cortar la calabaza en pequeñas tiras y calentarlas en el horno. Una vez fuera se sirven con un poco de sal. Por último, también es muy útil para hacer postres como el pastel de calabaza.