Las especies de caqui -también llamado palosanto– que más se consumen hoy día proceden de China, Japón y otros países del este de Asia, y EEUU. Al parecer, la variedad china llegó a Japón en el siglo VIII, y no fue hasta finales del siglo XIX cuando su cultivo se extendió a los EEUU. El caqui llegó a Europa de mano de los conquistadores españoles que colonizaron América, de modo que los primeros frutos que conocimos de esta especie pertenecían a la variedad americana. Hoy día, al igual que ha sucedido con otras frutas oriundas de otras tierras, en nuestro país el caqui ha pasado de ser considerado como una fruta exótica a una variedad más. En concreto, su cultivo se viene realizando con éxito desde hace años en las comunidades de Valencia, Castellón y Andalucía -Huelva, Sevilla, Málaga y Granada-.
¿Cómo es el caqui?
Su forma es redondeada y tiene una piel lisa, muy fina, de color amarillo, anaranjado o rojo, según su contenido en carotenos. Tanto su tamaño como el color de su piel se asemejan a una manzana o a un tomate. La pulpa es anaranjada, dulce y jugosa, con un ligero regusto áspero, según su cantidad de taninos. Su sabor recuerda a una mezcla entre el melocotón, el albaricoque y la pera, dulce y suave.
En la compra conviene escoger aquellos ejemplares que conservan el tallo y el casquete. Es mejor adquirir esta fruta aún dura y dejarla madurar en casa. Si se quiere acelerar su maduración, basta con introducirla en una bolsa de papel junto con plátanos o manzanas. Como curiosidad cabe destacar que esta fruta admite la congelación, ya sea entera o sólo su pulpa, en cuyo caso se recomienda añadir zumo de limón para evitar que se altere su color.
Cualidades nutritivas y salud
Al igual que otras frutas, los caquis contienen elevadas cantidades de agua. Son ricos en hidratos de carbono -fructosa y glucosa-, lo que determina su contenido de calorías y su sabor dulce. Contienen un tipo de fibra soluble llamada pectina en cantidad moderada, adecuada tanto en situaciones de estreñimiento como de diarrea.
Respecto a su contenido en vitaminas destacan la C y la pro-vitamina A o beta-caroteno. Este último compuesto tiene acción antioxidante, al tiempo que confiere al fruto su color característico. Además, el beta-caroteno se transforma en vitamina A en nuestro organismo conforme éste lo necesita. En cuanto a la composición mineral, sobresale la presencia de potasio.
Por su aporte de pro-vitamina A y vitamina C, se recomienda su consumo a toda la población y en especial a quienes tienen un mayor riesgo de sufrir carencias de dichas vitaminas, como las personas que no toleran los cítricos, el pimiento u otros vegetales, que son fuente casi exclusiva de vitamina C. También se recomienda a quienes siguen dietas bajas en grasa y, por tanto, con un contenido escaso de vitamina A, o para personas con necesidades nutritivas aumentadas -periodos de crecimiento, embarazo y lactancia materna-. Las vitaminas A y C, como antioxidantes, contribuyen a reducir el riesgo de múltiples enfermedades, entre ellas las cardiovasculares, las degenerativas e incluso el cáncer.
Además, por su contenido en hidratos de carbono, su riqueza en potasio y su bajo aporte de sodio resultan muy recomendables para aquellas personas que sufren de hipertensión arterial o afecciones de vasos sanguíneos y corazón. Las personas que padecen de diabetes y de insuficiencia renal avanzada deberán tener en cuenta su contenido de azúcares y potasio respectivamente. Finalmente, aunque parezca contradictorio debido a su contenido de fibra soluble, los caquis resultan adecuados tanto en situaciones de diarrea como de estreñimiento.
Tabla de composición (por 100 g de porción comestible)
Calorías (Kcal) | Hidratos de carbono (g) | Fibra (g) | Potasio (mg) | Magnesio (mg) | Pro-vitamina A (mcg) | Vitamina C (mg) | Ácido Fólico (mcg) |
65,6 | 16,0 | 1,6 | 190,0 | 9,5 | 158,3 | 16,0 | 7,0 |
Según su método de consumo.
Se pueden consumir distintas variedades de caqui, que a efectos prácticos se pueden diferenciar según sea su método de consumo. Con cuchara se pueden tomar los de consistencia gelatinosa -similar a una mermelada- y con cuchillo los de consistencia dura, cuya pulpa recuerda a la de la manzana.
Según su contenido de taninos.
El caqui es una fruta que si no se consume madura resulta áspera en la boca. Esto se debe a su contenido en unas sustancias llamadas taninos, cuya proporción disminuye cuánto más madura esté la fruta. Los taninos ejercen una acción astringente que resulta de especial interés en caso de diarrea, a la vez que ayudan a desinflamar la mucosa del aparato digestivo, lo que beneficia a quienes sufren de gastritis y otras afecciones digestivas.
En función del carácter astringente del caqui se distinguen dos variedades, cuya época de consumo va desde octubre hasta marzo:
- Astringentes: Tomatero, Gordo, Rojo Brillante… Son los más comunes y conviene consumirlos cuando están blandos y maduros, y en poco tiempo, ya que son muy delicados y se estropean enseguida. La pulpa de estas variedades tiende a ser gelatinosa, con una textura semejante a la mermelada.
- No astringentes: Sharon -en la imagen- y Fuyu. Son los que más se consumen. La variedad Sharon es al estilo de una manzana, dura y consistente.