La obsesión por engordar cuando se quiere dejar de fumar supone a menudo el abandono del intento. Sin embargo, un reciente estudio ha demostrado que una alimentación sana puede no solo minimizar este aumento de peso al ser más saludable, sino que también puede facilitar el abandono del hábito. Así, la investigación demuestra que las frutas, las hortalizas o los lácteos empeoran el sabor del cigarrillo. Por el contrario, la carne, el alcohol o el café realzan su sabor, haciendo más atractivo el hábito de fumar. Se demuestra así que la alimentación puede convertirse en una aliada para abandonar el tabaco.
Imagen: Georgios MWPara muchos fumadores habituales, dejar de fumar puede llegar a ser una odisea. El primer paso, el más importante y difícil de dar, es querer abandonar el hábito. No sólo la propia adicción lleva a no querer hacerlo. Fumar, en multitud de casos, es una cuestión social, y el hecho de hacer el cigarrillo y charlar mientras se toma un café se puede convertir en una rutina diaria de lo más agradable, sin ser consciente de que ese momento tan placentero está perjudicando la salud. La falta de motivación y el estrés acompañado de la conocida frase ahora no es el momento son dos ejemplos más que pueden dificultar el cese del hábito.
Pero cuando se decide dar el paso, otras cuestiones pueden determinar de manera clave el posible éxito o fracaso del intento: la ansiedad, el miedo al mono, la difícil situación sin el cigarrillo después de comer o el miedo a engordar. Es precisamente este último aspecto el que lleva de cabeza a muchos fumadores, que asocian el cese a un aumento proporcional de los kilos.
De hecho, existen factores tanto físicos como psicológicos que convierten esta afirmación en cierta. Dejar el tabaquismo afecta a las hormonas, al sistema nervioso, al sentido del gusto y del olfato, a la capacidad de digerir y asimilar los nutrientes de los alimentos. Por otro lado, la inevitable ansiedad se intenta superar habitualmente con la comida que, además, acostumbra a ingerirse compulsivamente y de forma desordenada.
El hábito de fumar se refuerza con el consumo habitual de ciertos alimentos que potencian su sabor, sobre todo café y alcohol
Alimentos que ayudan al cese
Sin embargo, un estudio ha demostrado la ya existente noción de que una alimentación sana puede no solo minimizar este aumento de peso al ser más saludable, sino que además puede facilitar el abandono del hábito. Según la Universidad Duke de Carolina del Norte (EEUU), que ha llevado a cabo la investigación, hay alimentos que empeoran el sabor del cigarrillo, como las frutas, las hortalizas o los productos lácteos. Por el contrario, consumir abundante carne, alcohol o café produce el efecto contrario, ya que realza su sabor, haciendo más atractivo el hábito de fumar. El estudio demuestra, pues, que el hábito de fumar parece estar reforzado por el consumo habitual de ciertos alimentos que potencian su sabor.
Liderado por el Doctor Joseph McClernon, profesor asistente en el departamento de psiquiatría y ciencias del comportamiento del Centro Médico de la Universidad de Duke en Durham, en el estudio se ha analizado el comportamiento de 209 fumadores, a los que se les ha preguntado sobre los alimentos que hacen empeorar o realzar el sabor del tabaco. Los lácteos (leche o quesos), las bebidas sin cafeína (agua o zumos), las frutas y los vegetales fueron los alimentos que reiteradamente se nombraron como protagonistas del empeoramiento del sabor de los cigarrillos, un 19%, un 14% y un 16% respectivamente. El 44% de los participantes afirmaron que las bebidas alcohólicas realzan su sabor, y el 45% las bebidas con cafeína (té, bebida de cola o café). El 11% nombró a la carne.
Una dieta rápida
Según los investigadores de la Universidad Duke, los resultados podrían ayudar a la creación de una dieta rápida para dejar de fumar, así como el desarrollo de chicles o pastillas que disminuyan la palatabilidad del cigarrillo. McClernon afirma: «Con pequeñas modificaciones en la dieta, consumiendo productos que empeoran el sabor del cigarrillo, como la leche o un vaso de agua fría, y evitando los que realzan su sabor, como la cerveza, los fumadores podrían dejar de fumar mucho más rápida y fácilmente».
Los resultados del estudio pueden ayudar a la creación de una dieta rápida para dejar de fumar que potencie los alimentos que empeoran el sabor del cigarrillo
La comida se convierte, tras el estudio, en una aliada para quien desea dejar de fumar, y no en una excusa para no hacerlo. Si, finalmente, se combina con una terapia de sustitución de la nicotina y con ejercicio continuado, el cese del hábito no debería ser, al fin, un proceso tan difícil de conseguir.
Una vez pasadas las primeras tres o seis semanas se podría retomar progresivamente el consumo moderado de los productos que realzan el sabor del cigarrillo, aunque en cantidades moderadas.
Los autores de la investigación reivindican ser los primeros en relacionar la alteración en la palatabilidad de los cigarrillos con las comidas y las bebidas, y afirman que el estudio abre nuevas puertas comerciales y de marketing para ciertos productos. El director del estudio, McClernon, reconoció que, sin embargo, es necesario investigar más para determinar exactamente qué alimentos afectan el sabor del cigarrillo y si alterar la dieta podría mejorar el éxito de dejar de fumar.
El menú ideal para dejar de fumar sin engordar considerablemente debería permitir adquirir hábitos alimentarios saludables, considerando los criterios de una dieta variada y equilibrada, así como establecer un orden de comidas que evite picar entre horas y romper con la monotonía.
El cumplimiento de la dieta es muy importante. Es imprescindible, por tanto, no saltarse ninguna comida para no llegar a la siguiente toma con mucha más ansiedad, lo que con frecuencia conduce a comer más de lo debido.
Existen dietas que pueden ayudar a llevar a cabo una adecuada deshabituación del tabaco minimizando la adquisición de kilos de más. Un ejemplo es la dieta de cuatro semanas que ofrece la página de CONSUMER EROSKI.