En numerosas ocasiones, se debe evitar que dos partes de una edificación construidas en momentos diferentes o con materiales diversos desentonen o generen un contraste que se destaque como negativo a los ojos del observador. En el caso de muros rústicos, estas diferencias pueden derivar de la distinta antigüedad de las paredes. Pero es algo que se puede resolver.
En ocasiones, es posible que una casa construida con piedra seca se levante justo al lado de otra construida con piedra y mortero. O que una misma pared esté compuesta por mortero en la parte inferior y piedra seca en la superior. En estos casos, los contrastes resultan atractivos, más si la calle está empedrada, como a menudo ocurre en los pueblos: estas combinaciones adaptan las viviendas al entorno de un modo notable.
También puede suceder que la parte inferior de una pared se haya construido con piedra y mortero, y que sea necesario elevarla solo con cemento. Esto resulta problemático debido a que la vista de un muro puede cambiar mucho según se use piedra o no. Pero hay un truco para disimularlo.
Imitar la piedra con mortero amarillo
En la parte de la edificación que carece de piedra, se puede usar un mortero de color amarillento, cuya superficie resulte un poco más parecida a la piedra que el cemento normal. El mortero amarillento se obtiene mediante el uso de piedra caliza molida o de calcita, un mineral muy presente en la naturaleza (se calcula que el 4% del peso total de la corteza terrestre corresponde a la calcita). También se vende mortero amarillo en tiendas especializadas.
La terminación de las superficies construidas con mortero amarillo debe ser lo más rugosa posible, para asemejarse a la piedra
Para obtener un mejor resultado, hay que intentar dar a las partes de la pared construidas con mortero amarillo un aspecto lo más parecido posible a la piedra. Es decir, su superficie no tiene que estar al mismo nivel, sino que debe sobresalir respecto a las partes de cemento y su terminación debe ser lo más rugosa posible. Esto último se da, en parte, por las propias características del mortero, pero hay que «ayudarlo» por medio del raspado de su superficie. Así se logra que esta tenga imperfecciones parecidas a las de las piedras y que la textura general se asemeje más a la original.
La «imitación» que se alcanza de esta manera es parcial. Pero gracias al efecto óptico que se logra a través de los contrastes y a que las líneas de cemento son similares en la parte inferior (entre las piedras) y en la superior (entre el mortero amarillo), es posible dar a la construcción un acabado parejo y aceptable.
Hay otras formas de imitar la piedra en una pared para evitar los contrastes que se pueden generar con una superficie que cuente con piedras reales. Se pueden emplear revestimientos exteriores de piedra natural, es decir, que la piedra no constituya el esqueleto de la pared, sino su cara visible. Esta técnica ha ganado desde hace unos años numerosos adeptos, quienes destacan la sobriedad, singularidad y vigencia de materiales como el mármol, granito, areniscas, calizas y basaltos. Otra ventaja de la piedra es su capacidad de aislación, tanto para los ruidos como para la humedad.
Se pueden usar paneles que se adosan a los muros para darles apariencia de piedra
También se puede apelar a la imitación de piedra para exteriores. En este caso, no son elementos naturales, sino paneles que se adosan a los muros para darles apariencia de piedra, sin importar cuál sea el material que componga la pared. En el mercado se pueden conseguir paneles que reproduzcan las terminaciones de muchos tipos de piedra distintos: lajas, pirenaica, de labranza, seca, picada, etc.
En estos casos, en particular en los de piedra natural, se puede elegir entre la colocación del revestimiento de manera directa sobre la pared o bien es posible dejar un hueco a manera de cámara de aire entre la pared y la cobertura. Esta última modalidad implica mayores costos, dado que exige unas estructuras metálicas para sostener el sistema de piedras, pero a cambio representa una aislación térmica que permite un ahorro energético de entre un 20% y un 30%.