La unión por ensamble de piezas de madera se utiliza tanto para construir mobiliario de pequeño tamaño, como para reparar piezas en mal estado. Las técnicas utilizadas para este tipo de trabajos son, en algunos casos, tan perfectas como complicadas, pero no necesitan clavos ni cola.
Ensamblar «a tope»
La unión «a tope» es una de las más habituales y sencillas en los trabajos de madera. Consiste en superponer las piezas de madera que se quiere unir. Este tipo de uniones se pueden utilizar con cualquier madera o tablero, siempre que carezcan de un grosor inferior a seis milímetros.
Si las piezas son de aglomerado, es necesario el uso de tirafondos atornillados a tacos, especiales para este tipo de superficies. De forma ocasional se pueden utilizar tacos de plástico para pared.
Para reforzar esta unión se pueden emplear clavos. Para evitar que al introducirlos en la madera ésta se raje, hay que dejar que la pieza superior sobresalga un poco. Después, se encolan y clavan las puntas de forma sesgada, para que la unión sea más resistente, y se elimina el trozo de madera sobrante.
Otras opciones para reforzar la unión es encolar un taco de madera en el ángulo interior de la junta, clavar grapas onduladas en diagonal, o encolar o clavar una cantonera en uno o en los dos ángulos. Para uniones en forma de T o de X, se puede realizar un ensamble solapado. Éste consiste en encolar la junta y reforzarla con tornillos.
En uniones triples, se achaflana un taco rinconero y se encolan a sus laterales dos de las piezas. Una vez que la unión ha secado, se introducen a través del chaflán del taco unos tornillos que fijarán el conjunto a la tercera pieza.
Unión con clavijas
Este tipo de uniones es también muy habitual en carpintería. Se utilizan para reforzar uniones «a tope» y en ensambladura en T, L o X. Las clavijas o mechas son unos tacos de madera dura, por lo general, estriadas para facilitar el agarre y el escurrido de la cola sobrante.
El diámetro de las mismas no debe exceder un tercio del grosor de las piezas en las que se integrarán.
Otras formas de ensamblar madera son las denominadas de ranura, a media madera, y de caja y espiga.
Las de ranura se obtienen al introducir el canto de testa de una pieza en una ranura practicado en la otra. Para hacerlas de forma esquinada se debe marcar una línea de corte para el rebaje. Se calcula la mitad o las tres cuartas partes del grosor, se corta con la sierra circular o con un serrucho y se hace una solapa que sobresalga. Tras encolar, se corta la parte sobrante.
En uniones de ranura por incisión, se apoya a escuadra el travesaño sobre el montante y se marca la incisión con un cúter. La profundidad de la ranura debe ser igual a un tercio o una cuarta parte del grosor del montante. Tras hacer los cortes correspondientes, se vacía la ranura y se ensamblan las piezas.
Para ensamblar a media madera, se efectúan rebajes en ambas piezas, de forma que sus superficies queden enrasadas.
Otras formas de ensamblar madera son las llamadas de ranura, a media madera, y de caja y espiga
Estas uniones se pueden realizar en ángulo. Para ello, se marca el ancho de una pieza sobre la otra con un cúter. A continuación, se señala la mitad del grosor de la madera en ambas piezas, se efectúan los rebajes necesarios y se encolan antes de unir. Si la ensambladura se realiza en cruz, se marcan ambas piezas de forma simultánea, de modo que las cajas tengan la misma anchura de la madera y una profundidad igual a la mitad de su grosor.
Para realizar una unión a inglete, si no se dispone de la caja, se cortan a escuadra los extremos de las piezas y se superponen ambos en ángulo recto. Tras marcar la anchura de cada pieza, se trazan con el cúter las respectivas diagonales para formar ángulos de 45º y se sierran a lo largo. Este tipo de unión se puede reforzar con grapas onduladas o escuadras, entre otras.
Por último, en las uniones de caja y espiga, uno de los extremos de la pieza recibe forma de lengüeta para acoplarse a la caja que se practica en la otra pieza.
Entre otras, pueden ser de espiga redonda, de doble mortaja y espiga, de espiga de cara y de caja ciega. Esta última es el tipo de unión más sencillo de este grupo, ya que la espiga se aloja en el montante sin atravesarlo.
En las uniones de espiga redonda hay que taladrar la caja con una broca del tamaño adecuado, afilar con el cúter la espiga redonda y serrar de forma transversal para la cuña de fijación.
Cuando son de doble mortaja y espiga, ésta se divide en dos partes para evitar la torsión del travesaño. Respecto a la espiga de cara, se utiliza para ensamblar un montante estrecho con otro más ancho.