A pesar de los estudios realizados, nunca se ha podido constatar el efecto del agente antioxidante de la vitamina C sobre la hipertensión. Sin embargo, un estudio piloto de la Universidad de Cornell (Nueva York) ha abierto una nueva hipótesis que asocia la vitamina C con la acción angioproliferativa (formación de nuevos capilares) del ajo para reducir la presión arterial. Se trata de un estudio pequeño, pero que abre posibilidades a nuevas vías de investigación.
Se trata de un estudio pequeño, discreto, pero sus conclusiones no pueden ser más llamativas. Ajos y cítricos, cuyo peso al kilo queda muy por debajo del más barato de los antihipertensivos, podrían ejercer una hipotensión segura y eficaz. El estudio proviene de la Universidad Cornell (Nueva York) y aparece en la revista Nutrition Research, firmado por los investigadores Adam y Shaker Mousa.
Los autores reclutaron sólo a seis pacientes con una presión arterial moderadamente elevada (140/90 mmHg) y les asignaron un tratamiento con placebo por espacio de 10 días. Posteriormente les sometieron progresivamente a 10 días con vitamina C, 10 días más con tabletas de ajo y otros diez con la combinación de estas dos últimas opciones.
La vitamina C no consiguió por sí sola ningún efecto hipotensor, el ajo mejoró únicamente el perfil sistólico y sólo la combinación consiguió una remisión estable a valores medios de 120/80 mmHg (normotensión). Curiosamente, al interrumpir el tratamiento de ajo más vitamina C, la presión volvió a subir hasta los valores basales del ensayo. Los Mousa se muestran muy cautos en las conclusiones de este estudio piloto, pero proporcionan pistas muy concretas sobre su razonamiento. El ajo actúa estimulando la función relajante endotelial con una liberación de óxido nítrico (NO) en el interior de los vasos sanguíneos, mientras que la vitamina C intervendría eliminando los radicales libres de oxígeno.
Primero, prevenir
Si existe algo mejor que disminuir la hipertensión es evitar que ésta tenga lugar. En primer lugar, es conveniente reducir el consumo de sal en la dieta. Ésta es cáustica, y el agua se estanca en el organismo para neutralizar los efectos ácidos de la sal. La retención del agua contribuye a un incremento de la presión sanguínea.
Magnesio y potasio ayudan a las arterias a relajarse, mientras que el sodio actúa en sentido inverso y las contrae. Incrementando el magnesio y el potasio dietéticos se provoca un equilibrio iónico. También la falta de selenio se ha vinculado al riesgo de hipertensión arterial.
Un beneficio controvertido
El mejor remedio para disminuir la hipertensión es evitar que ésta tenga lugar reduciendo, por ejemplo, el consumo de sal en la dieta
Desde tiempos inmemoriales, las virtudes cardiovasculares del ajo se han tenido en consideración, aun sin llevar a cabo estudios científicos bien diseñados para evidenciar tales beneficios. En cambio, los investigadores médicos pusieron más expectativas en la vitamina C. En los años noventa, científicos estadounidenses postularon que el consumo regular de vitamina C (500 mg/día) descendía la presión arterial de individuos hipertensos en al menos un 10%. Aun dejando claro que la vitamina C nunca podía actuar como sustituto del tratamiento antihipertensivo, se consideró que podía actuar como un buen coadyuvante.
Un grupo de investigadores dirigido por Kenny Jialal (Universidad de Texas) llegó a reclutar 40 pacientes con hipertensión leve o moderada y los dividieron en dos grupos. La mitad ingirió 500 mg/día de vitamina C, mientras que la otra mitad fue tratada con placebo. Después de un mes, la presión media de los pacientes que tomaron vitamina C había descendido un 9,1%; mientras que la del grupo placebo lo había hecho en un 2,7%. Ambos grupos no interrumpieron en ningún momento la medicación antihipertensiva recetada con anterioridad al estudio.
Poco después se constató el potencial de la vitamina C como agente antioxidante y se especuló con que su antioxidación era la causa del beneficio observado. Estudios de gran tamaño empezaron a incluir subestudios con antioxidantes para comprobar su efecto en la hipertensión arterial, pero los resultados fueron algo decepcionantes. Incluso la vitamina E, también antioxidante, se mostró más eficaz que la C sin llegar a justificar en ningún momento la inclusión de estas vitaminas como coadyuvantes específicos para el tratamiento antihipertensivo.
El estudio piloto de los Mousa, sin embargo, abre una nueva hipótesis, la de la asociación de un antioxidante capaz como la vitamina C con un agente liberador de óxido nítrico y protector de la función endotelial como el ajo
Es bien conocida la recomendación de tomar vitamina C en forma de naranja o zumo de limón para curar el resfriado. Ahora, un estudio difundido por The Cochrane Library podría desmentir tales efectos. Según los resultados, para la mayoría de la gente, tomar dosis de vitamina C diariamente tiene tan pocos efectos que no vale la pena ni el esfuerzo ni el gasto que ésta requiere.
Aunque no es definitivo, no es un estudio pequeño. La ineficacia de dicha vitamina se ha comprobado en 30 estudios, llevados a cabo durante varias décadas, sobre 11000 personas que tomaban al menos 200 miligramos de vitamina C al día. En las conclusiones, se revela que la ingesta de esta sustancia no reduce el riesgo de resfriado en la mayoría de las personas. Tampoco mejora los molestos síntomas ni disminuye los días de convalecencia. Sólo los que realizan actividad deportiva en extremo podrían beneficiarse con la ingesta de vitamina C (los estudios muestran una reducción del 50% de la posibilidad de resfriado).
Actualmente, las autoridades de salud aconsejan un consumo diario de 60 miligramos, cantidad que se puede sobrepasar fácilmente con un simple vaso de zumo de naranja o comiendo cinco porciones diarias de frutas y verduras. A pesar de que el efecto de la vitamina C en los resfriados ha sido objeto de controversia durante años, ésta sigue vendiéndose para conseguir tales objetivos.
A pesar de los resultados, los científicos pronostican que la vitamina C sigue teniendo cierto poder, pero si ésta se acompaña de otras vitaminas o sustancias. En este caso, podría ayudar con otras enfermedades.