El 92,5% de la población infantil española desayuna mal a diario. O bien no toma nada o recurre a tentempiés capaces de distraer el hambre sin adecuarse a un desayuno variado, equilibrado y suficiente que, como dicen los expertos, debería constituir el principal aporte alimenticio de la jornada escolar
Imagen: Melissa ToledoDatos poblacionales recientes avalan que sólo el 7,5% de los niños españoles opta por un desayuno variado, equilibrado y suficiente compuesto por lácteos, cereales o pan y fruta o zumo.
La situación es lo suficientemente grave como para que la Administración haya puesto en marcha una campaña de concienciación, dirigida tanto a niños como a padres, sobre la importancia de acudir al colegio después de haber desayunado bien. Así, entre otras cosas, se optimiza el rendimiento escolar físico e intelectual durante las ocho horas diarias de escolaridad.
Comer para aprobar
Bajo el lema Desayuna y aprueba… Prueba a desayunar, la campaña estrenará curso este año en 67 colegios de toda España, para lo cual cuenta ya con el apoyo de 1.775 profesores de educación infantil y primaria. Se prevé que incida en 55.000 niños de entre 3 y 12 años.
Estudios científicos confirman la gran importancia del desayuno para mantener una alimentación sana y equilibrada en la edad adulta y, más aún, en las etapas de crecimiento. Por este motivo, el Ministerio de Sanidad y Consumo estima necesario poner en marcha campañas y programas de concienciación social para intentar educar tanto a padres como a hijos sobre la forma correcta de desayunar.
Las actividades de concienciación en los colegios se llevaron a cabo al término del último trimestre del curso anterior. La campaña, sin embargo, no hizo vacaciones, puesto que sus promotores dan por sentado que es durante el verano cuando los padres tienen más tiempo para estar con sus hijos y pueden modificar y mejorar los hábitos menos saludables. De esta manera, se espera que educadores, familiares y alumnos puedan poner en práctica al inicio de este curso los conocimientos aprendidos.
La iniciativa incluye diferentes materiales didácticos para enseñar a padres, profesores y alumnos cómo se debe realizar la primera comida del día, además de ofrecer ideas para tomar un desayuno variado, entretenido y nutritivo. Se ofrece a todos un libro que incluye una docena de divermenús de alrededor de 500 Kcal. cada uno, con múltiples sugerencias para hacer del desayuno una práctica habitual y nada aburrida. También se entregan distintos cuestionarios dirigidos específicamente a los alumnos, adaptados según las edades (de 3 a 6 años, de 6 a 10 y de 10 a 12).
La opinión de profesores y nutricionistas
No desayunar se manifiesta por una mayor sensación de sueño y dificultad para mantener la atención
Apoyando esta campaña institucional, los profesionales de las escuelas subrayan que es fundamental que los niños desayunen bien, en casa o en el mismo centro escolar. Se trata de adquirir un hábito como pueda ser el de la siesta postprandial o la limpieza de manos y dientes. Reconocen que los niños que no desayunan, fundamentalmente por falta de apetito, se manifiestan más cansados en el colegio, acusan una mayor sensación de sueño y dificultad para mantener la atención en horas de clase.
Por su parte, los nutricionistas hacen hincapié en que muchos de estos niños se levantan diariamente a las siete y, hasta que comen entre las doce y la una, pasan demasiadas horas en las cuales se produce un desgaste importante de energía y sin reponer nutrientes.
Ana Requejo, catedrática de nutrición en la Universidad Complutense de Madrid, explica que, por lo general y en un periodo de 24 horas, el espacio de tiempo en el que los niños carecen de un suplemento externo de energía y nutrientes se sitúa entre la cena y el desayuno de la mañana siguiente.
«Cuando el ayuno se prolonga con la omisión del desayuno, el descenso gradual de los niveles de insulina y glucosa, entre otros cambios metabólicos, puede originar una respuesta de fatiga que interfiera en diferentes aspectos de la función cognitiva del niño como puedan ser la atención o la memoria». Añade que si este ayuno se produce con demasiada frecuencia, los cambios metabólicos anteriormente citados podrían pasar a ser frecuentes, «lo que provocaría unos efectos acumulativos adversos en el organismo que pondrían en peligro el progreso escolar del niño».
Requejo insiste en que la omisión del desayuno puede afectar a los niños en su actividad diaria, mientras que la ingestión de un desayuno con el contenido calórico y nutricional adecuado redundará siempre en un mejor rendimiento escolar. «Por este motivo, si conseguimos, padres, profesores y especialistas, crear un hábito alimentario en los niños, beneficiaremos a nuestros hijos para toda la vida».
Universidades e industria alimentaria llevan años reivindicando los beneficios que nutrientes tales como DHA, ALA, EPA y las vitaminas del grupo B aportan al cerebro. EPA y DHA son ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga perteneciente a la familia de los omega-3 que se encuentran fundamentalmente en la grasa del pescado azul, mientras que ALA está presente en los aceites de semillas, soja y frutos secos. Por otro lado, se conoce que las vitaminas del grupo B (B1, B6, folatos y B12) intervienen de manera decisiva en el buen funcionamiento de los neurotransmisores.
Desde la ciencia, los expertos reivindican el papel que desempeñan estos nutrientes en el mantenimiento de las funciones y se avala un consumo regular de DHA y EPA estimado en unos 200 mg/día. Además, se trata de nutrientes que nuestro organismo es incapaz de producir de forma fisiológica y, en consecuencia, depende por entero del suministro en la alimentación.