El consumo de pan congelado en España sigue aumentando año tras año, según recientes datos del sector de la panadería. La implantación de esta nueva tendencia ha propiciado el impulso de una industria especializada en la producción de masas precongeladas listas para consumir cuando se desee. El gremio de panaderos está en desacuerdo con el reciente aumento de los puntos de venta de pan congelado, entre ellos gasolineras o supermercados. En términos de seguridad alimentaria el riesgo es mínimo si no se rompe la cadena del frío antes de su cocción en el punto de venta.
Actualmente el pan precocido congelado ha pasado a representar más del 20% del total elaborado en España, lo que se traduce en un crecimiento anual del 15%. «El negocio del pan ha evolucionado más en los últimos 15 años que en los 5.000 años anteriores», afirma en la página de la Confederación Española de Organizaciones de Panadería (Ceopán) José María Fernández del Vallado, secretario general de la Confederación. Este crecimiento ha provocado el cierre de un 20% de los establecimientos tradicionales en los últimos 10 años.
Las panaderías de toda la vida se están sustituyendo por otro tipo de local, un establecimiento donde además de comprar pan se pueden adquirir productos de pastelería y alimentación, e incluso disponen de mesas donde tomar un tentempié. Los hábitos de consumo actuales tienden a la oferta congelada, y cada vez se consume menos pan artesanal. A su vez, el consumidor es cada vez más exigente con la calidad, la variedad y la seguridad de dichos congelados.
La elaboración
Antes de consumir, la masa congelada debe descongelarse a temperatura ambiente durante 15 o 20 minutos y cocer de 10 a 20 minutos a 190ºC
Atrás queda el típico proceso de elaboración y los madrugones para tener el pan listo a primera hora de la mañana. El principal objetivo de la obtención de pan congelado es la comodidad de disponer de este alimento en cualquier momento del día. La masa del pan precocido se congela después de la fermentación y sus necesidades varían respecto al pan tradicional. Su elaboración empieza con el amasado, proceso que requiere aumentar la cantidad de agua añadida respecto al pan tradicional, ya que la masa panaria tiene dos cocciones distintas. La harina utilizada es de una variedad más fuerte que la habitual y así absorbe más cantidad de agua. Aparte se añade ácido ascórbico como aditivo para soportar mejor la posterior congelación.
La fermentación es más larga que la habitual, ya que después de esta fase la masa no se somete al proceso de maduración. También se da más tiempo para que aparezcan las fermentaciones secundarias, responsables de los aromas. Finalmente, el aumento del tiempo en la fermentación favorece la producción de CO2, hecho importante porque parte de éste acabará perdiéndose en la congelación. Posteriormente se hace una primera cocción a 170ºC durante 5 minutos para inactivar microorganismos. Pasado este tiempo se enfría a 18ºC y se congela en cámaras destinadas para ello a -60ºC . Se puede utilizar nitrógeno líquido para llevar a cabo el proceso de forma más rápida. El objetivo de la congelación es llegar a -18ºC en el interior del producto y a -30ºC en su superficie.
Alcanzadas estas temperaturas se envasa el alimento y se mantiene a temperatura de -18ºC hasta su cocción. Para llevar a cabo su consumo, la masa congelada debe primero descongelarse a temperatura ambiente, aproximadamente de 15ºC a 24ºC durante 15 o 20 minutos. Se debe evitar una subida rápida de la temperatura ya que podría provocar la pérdida de agua del producto. Una vez descongelada se procede a la cocción durante 10 o 20 minutos a 190ºC. En 20 minutos el pan está listo para consumir.
Cambios en el proceso de cocción
La última etapa de la elaboración del pan es donde aparecen los cambios más significativos en su estructura. Si hasta ahora el aspecto de la masa panaria no ha variado mucho, después del proceso de cocción es donde se aprecian los cambios más significativos. Con la cocción se pretende aumentar volumen de la masa y formar la costra superficial, y su proceso pasa por distintas temperaturas:- A 55ºC – 60ºC: inactivación de microorganismos y expansión de los gases, fenómeno que hace aumentar el volumen de la masa.
- A 65ºC – 75ºC: gelificación del almidón, que adquiere más consistencia y desactivación de enzimas.
- A 85ºC: desnaturalización de las proteínas.
- A 100ºC: evaporación del agua y de sustancias aromáticas.
- A 120ºC – 150ºC: se dan las Reacciones de Maillard y se forma la costra.
Imagen: Dyana By
La obtención del pan ‘de toda la vida’ es el resultado de la mezcla de harina de trigo, agua y sal, de la que se obtiene masa homogénea que, posteriormente, se fermentará por microorganismos propios como ‘Saccharomyces cerevisiae’. La primera fase de elaboración es la preparación de la masa y el amasado, cuya finalidad es conseguir una correcta mezcla de todos los ingredientes hasta la formación de una masa más sólida. Durante el pastado se permite la entrada de aire dentro de la masa, de manera que se consigue retener el CO2 en su interior favoreciendo la formación de una fuerte red proteica que dará lugar a una masa más viscoelástica. Una vez obtenida la masa, se deja reposar durante unos minutos (no más de diez ya que se podría perder el aire de su interior) y se añaden las levaduras (microorganismos como ‘Saccharomyces cerevisiae’); una vez añadidas las levaduras, se procede a la elaboración de la masa dándole la forma deseada.
La elaboración continúa aumentando la temperatura de la masa a 28ºC/30ºC, de esta manera los microorgansimos crecen y fermentan, empieza aquí la fase de fermentación. Cuando la masa alcanza los 28ºC da lugar a la fermentación alcohólica, en la que los microorganismos transforman el azúcar en alcohol etílico y dióxido de carbono. El CO2 será el encargado de la formación de burbujas dando consistencia de la miga. Debido a la rapidez con la que se fermenta el pan, se requiere poca cantidad de alcohol, la mayoría de éste se evapora posteriormente. La maduración, que es la etapa que coincide con el reposo de la masa después de la fermentación principal, se realiza a temperaturas más elevadas, entre 30ºC y 35ºC. En esta etapa es donde tienen lugar las fermentaciones secundarias como la lactia, la butírica o la acética, responsables de la producción de aromas.