La celiaquía es una enfermedad intestinal crónica caracterizada por la intolerancia, en ciertos individuos genéticamente predispuestos, al gluten, complejo proteico que forma parte de la composición de cereales como el trigo, la cebada, el centeno y el triticale (híbrido entre trigo y centeno). La intolerancia se da en una de las proteínas o prolaminas que constituyen el gluten, la gliadina en el trigo, la secalina en el centeno y la hordeína en la cebada.
Avena sin gluten
El tratamiento dietético de la celiaquía y, en muchos casos, también de la dermatitis herpetiforme (enfermedad de la piel frecuentemente asociada a la intolerancia al gluten), conlleva la exclusión de la dieta de todos los cereales y derivados con este compuesto. Son sustituidos por aquellos que no lo contienen, como el arroz, el maíz y otros menos comunes en nuestra cultura alimentaria como el mijo y el sorgo.
La intolerancia a la gliadina del gluten, la proteína tóxica, cursa con una respuesta inmunológica que provoca daño a nivel de la mucosa del intestino delgado, con la consiguiente malabsorción generalizada de los nutrientes de los alimentos. La mayor o menor proporción de la malabsorción dependerá de la porción de intestino delgado afectada. La dietoterapia permite a la mucosa intestinal recuperarse, con la consiguiente mejora de la absorción de nutrientes y disminución del riesgo de trastornos asociados, como debilitamiento del estado general y, en casos más graves, anemia u osteoporosis.
Es incierto el papel que juega la avena en la celiaquía. Dado que es un alimento muy nutritivo, desde hace años se están llevando a cabo numerosas investigaciones para dilucidar las dudas de médicos y nutricionistas sobre su efecto en el tratamiento dietético de las personas celíacas.
La avena no se suele consumir en grano, si bien se emplea como ingrediente esencial para elaborar numerosos productos derivados como los copos, las galletas o las tortas de avena. La confirmación de que la avena no contiene gliadina, la sustancia más tóxica del gluten (esta prolamina en la avena se denomina avenina, y su cantidad es menor), permitiría incluir este interesante cereal en el plan dietético de quienes padecen celiaquía, ampliando la gama de productos alimenticios tolerados.
Buenos resultados comprobados
La avena puede incluirse, de forma moderada, en una dieta libre de gluten por la mayoría de personas con celiaquía
Se está investigando el papel de la avena en la enfermedad celíaca desde hace décadas. Sin embargo, muchos de los estudios realizados se basaban en una muestra poco representativa y numerosa (participaban sobre todo niños). Asimismo, los periodos de seguimiento dietético eran muy cortos como para poder extraer conclusiones determinantes.
El estudio más consistente sobre la cuestión fue el dirigido por Esko Janatuinen, de la Unidad de Gastroenterología del Hospital Universitario Kuopio (Finlandia), hace más de una década. Se publicó en el ‘New England Journal of Medicine’. En este ensayo aleatorio, los investigadores estudiaron los efectos de una dieta libre de gluten con avena y sin avena en 52 adultos con enfermedad celíaca en fase de remisión y en 40 personas recién diagnosticadas de celiaquía.
Al inicio del estudio, consideraron como cantidad moderada de avena unos 50-70 g de este cereal por día, presentado de tres formas distintas: harina de trigo, mezclada con la misma cantidad de avena; ‘muesli’, con un 60% de avena; y copos de avena de desayuno. A los pacientes con enfermedad celíaca en remisión se les hizo el seguimiento durante 6 meses. El tratamiento para las personas con diagnóstico reciente de celiaquía duró el doble. A todos se les realizó una biopsia de las vellosidades intestinales al principio y al final del estudio. En la biopsia final se comprobó que no había diferencias significativas entre los pacientes (no hubo empeoramiento de la estructura de las vellosidades intestinales). Los análisis de laboratorio tampoco dieron diferencias entre el grupo que consumió avena y el grupo de control. Incluso todos los pacientes con diagnóstico reciente de celiaquía que consumieron avena, excepto uno, se encontraban en remisión al año de comenzar el estudio.
Con esta investigación se confirma la teoría de que cantidades moderadas de avena pueden incluirse, sin efectos adversos, dentro de una dieta libre de gluten por la mayoría de personas adultas con enfermedad celíaca. Al final del estudio la mayoría de los pacientes consumían una media de 30 g de avena por día (el 81% de los pacientes en remisión y el 74% de los pacientes con diagnóstico reciente).
Janatuinen prosiguió la investigación con el objetivo de analizar la seguridad a largo plazo de la ingesta de avena, en este caso durante 5 años. Durante este tiempo se realizó el seguimiento de 23 pacientes, consumidores habituales de avena, que habían participado en el estudio anterior. Los resultados se compararon con el grupo control (dieta libre de gluten sin avena). Los resultados del estudio, que se publicaron en la revista ‘Gut’, proporcionan la primera evidencia científica de la seguridad a largo plazo del consumo de avena dentro de una dieta libre de gluten para personas adultas con celiaquía.
En niños también hay estudios en este sentido, aunque de menor duración. Por ello, los especialistas estiman la necesidad de investigar más para determinar la seguridad a largo plazo de la avena en la dieta infantil sin gluten.
Imagen: Phil DuboisEn este momento, y pese a los buenos resultados de las investigaciones, el consejo de evitar la avena en esta enfermedad crónica se justifica por el riesgo elevado de que dicho cereal y sus derivados (copos, harina, tortas o galletas) se hayan podido contaminar por contacto con otros cereales con gluten (trigo, cebada o centeno) durante su procesado (cosecha, transporte, molienda o tratamientos posteriores).
La Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) estima que una de cada 100/150 personas son celíacas, si bien sólo el 10% están diagnosticadas. Teniendo en cuenta la elevada prevalencia de celiaquía entre la población española, por tanto, sería muy interesante un trabajo en la línea de desarrollar métodos de cultivo, transporte y molienda para obtener avena pura y libre de contaminantes. Esto permitiría incluir la avena dentro de la dieta sin gluten, haciéndola más equilibrada y variada a nivel nutricional.
Como última novedad, FACE ha hecho pública recientemente, en su web, la última modificación de su ‘lista de alimentos sin gluten’.