La niacina, conocida como vitamina B3, nicotinamida o ácido nicotínico, es una vitamina esencial para la formación de diversas coenzimas. Éstas son sustancias que hacen posible el aprovechamiento en el organismo de los hidratos de carbono y de las grasas, al facilitar su conversión en energía en las células. Además, se trata de un inhibidor de la síntesis de lipoproteínas, utilizado desde la década de los 50 para el tratamiento de la hipercolesterolemia. Además, se ha demostrado como la sustancia más eficaz para aumentar el colesterol HDL (beneficioso).
Aunque la vitamina B3 se conserva durante la manipulación previa de los alimentos (lavado, cortado…) y el tratamiento culinario con calor, está comprobado que el escaldado en los vegetales provoca hasta un 15% de pérdidas de niacina. También durante la maduración de la carne, es decir, el tiempo que pasa desde el sacrificio hasta que la carne es apta para el consumo, también se cuantifican pérdidas de niacina de entre el 25% y el 30%. No obstante, sólo con una dieta en la que se contemplen a diario, tanto alimentos ricos en niacina como en triptófano, tiene sus limitaciones en el tratamiento de las dislipemias.
Las ingestas diarias recomendadas (IDR) de niacina para la persona adulta son de entre 15 y 20 miligramos diarios (más en hombres que en mujeres), que se cubren de un 60% a un 70% por medio de la síntesis endógena a partir del triptófano de la dieta, un aminoácido esencial y abundante en alimentos de origen animal. Así, 60 miligramos de triptófano se convierten en 1 mg de niacina. Las mejores fuentes alimenticias de esta vitamina son las vísceras (hígado, riñones), pescados, cereales integrales, frutos secos (en especial los cacahuetes), levadura de cerveza, semillas de sésamo y orejones de albaricoque y melocotón.
Complemento a la dieta
La ingesta de niacina como complemento a la dieta se contempla como una terapia nutricional eficaz y potente para regular los niveles de colesterol, al observarse efectos en la reducción de las lipoproteínas LDL (colesterol ‘perjudicial’) y los triglicéridos, y en el aumento de las lipoproteínas HDL (colesterol ‘beneficioso’). Las lipoproteínas son los compuestos encargados de transportar el colesterol por la sangre. Según diversas investigaciones, todavía es más efectivo el resultado si se asocia la niacina a estatinas, los fármacos más efectivos y habituales en el tratamiento de las dislipemias.
Cabe señalar que el consumo, en dosis elevadas, de vitamina B3 no viene exento de potenciales efectos secundarios, que conviene conocer antes de comenzar la terapia nutricional, y siempre bajo instrucciones médicas.
En forma de suplemento
Los estudios sugieren que son precisas dosis muy elevadas de niacina para que esta sustancia tenga los efectos esperados
Desde 1998, la terapia nutricional con niacina en el tratamiento de las dislipemias ha sido estudiada en diversos ensayos clínicos y en todos ellos se ha confirmado la capacidad de este compuesto como protector cardiovascular, aunque con ciertas limitaciones por sus potenciales efectos secundarios. Los beneficios de la niacina para reducir los triglicéridos y las LDL, se consiguen por medio de dos vías metabólicas: por una parte, por la disminución de la movilización de los ácidos grasos a la sangre desde los depósitos de triglicéridos en el tejido adiposo; y por otra, por la inhibición de la enzima hepática (diacilglicerol-acil-transferasa) necesaria para la síntesis de nuevos triglicéridos.
Por su parte, el mecanismo de acción para el aumento de las HDL es por medio de la reducción del catabolismo -proceso de degradación de sustancias- de la HDL apoAI, la proteína mayoritaria en las HDL. El llamado colesterol ‘perjudicial’ tiende tendencia a depositarse en las paredes de los vasos sanguíneos y aumenta cuando se come mucha grasa de origen animal y con la ingesta de grasa trans, abundante en bollería industrial. El conocido como colesterol ‘beneficioso’, se encarga del retorno del colesterol, desde los vasos sanguíneos al hígado, donde se degrada y se elimina por las heces.
Los estudios sugieren que son precisas dosis muy elevadas de niacida -entre 50 y 75 veces o más respecto a la ingesta diaria recomendada- para que esta sustancia tenga los efectos esperados. En este caso, más que de un suplemento dietético, se puede decir que se trata de un «medicamento», para lo cual la prescripción médica es imprescindible, ya que hay constancia de efectos secundarios por tan elevadas dosis en determinados colectivos.
El riesgo de HDL bajo
Según la Fundación Española del Corazón, tener bajos los niveles de HDL (inferior a 35 mg/dl) constituye un importante factor de riesgo cardiovascular, tanto como tener descompensado el LDL (superior a 100 mg/dl). La herencia genética y el estilo de vida (sorbre todo, sedentarismo) son las principales causas para tener bajos los niveles del protector HDL. Desde el punto de vista preventivo, la puesta en marcha de medidas que influyan en el estilo de vida, como hacer ejercicio regular (por supuesto, prescindir de hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol) es lo que más impacto tiene en la mejora de los niveles de HDL.
Respecto a la dieta, el consumo habitual de aceite de oliva virgen extra, como fuente esencial de ácidos grasos monoinsaturados, resulta ser el mejor consejo dietético. Con la adición tan solo de dos cucharadas por día de aceite de oliva virgen extra se comienzan a notar los efectos en la mejora del perfil de lípidos a las 6 semanas de seguir las indicaciones dietéticas. Si el dietista confirma que la dieta no es suficiente para normalizar la dislipemia, el médico puede estimar oportuna la ingesta de un suplemento de niacina, sustancia estudiada a fondo por ser la terapia nutricional más efectiva en la elevación del HDL colesterol.
Se han constatado evidencias científicas para desaconsejar el consumo de dosis elevadas de niacina en determinados casos, por lo que la prescripción médica de este compuesto es fundamental. Los efectos secundarios con más frecuencia descritos son enrojecimiento de la piel -sobre todo de cara y cuello-, dolor de cabeza y malestar de estómago. Las molestias dependen en parte de la elección del preparado y de la dosis.
Hay fórmulas de liberación más lenta, de manera que el paso a la sangre es más sostenido y los síntomas, si los hubiera, son menos intensos. Según los especialistas, las altas dosis de niacina deben evitarse en personas con insuficiencia hepática o con antecedentes familiares de enfermedad hepática, y sugieren precaución en caso de diabetes.