En los últimos 20 años, el cáncer colorrectal ha pasado de ser una enfermedad mortal a una crónica. Aun así, es el tumor más común en España; cada año se diagnostican más de 24.000 casos y se certifican alrededor de 12.000 muertes por esta causa. Por este motivo, los expertos piden un diagnóstico precoz de los afectados y un tratamiento cada vez más específico.
Marc Peeters, oncólogo digestivo del Hospital Universitario de Gante (Bélgica), explica cómo en un principio se empleó la quimioterapia «clásica» aplicada al cáncer colorrectal, y cómo de ahí se pasó con el tiempo a estrategias terapéuticas contra la metástasis y a tratamientos orientados a una diana molecular específica, a agentes que intervinieran sobre la célula cancerosa (EGFR), la célula estromal o la endotelial. Asimismo, este especialista reivindica la identificación de subgrupos de pacientes en los que los tratamientos de última generación actúen de forma más eficiente.
Más que una dieta inadecuada
Los científicos no se ponen de acuerdo a la hora de concretar las causas del cáncer colorrectal. A pesar de que la comunidad científica cree que no existe una única causa, los antecedentes familiares son, no obstante, un factor de riesgo que hay que tener en cuenta. Se han descrito dos síndromes hereditarios, la poliposis familiar adenomatosa y el cáncer colorrectal hereditario no polipósico, asociados a mutaciones en genes específicos que presentan un riesgo elevado de ser malignos. Sin embargo, estos casos representan menos del 5% del total, por lo que se supone que quedan por identificar todavía muchos genes susceptibles.
El daño causado en el colon por posibles malos hábitos alimenticios podría ser irreversible
Lo que una persona come puede jugar un papel en el riesgo de padecer este tipo de cáncer, que muchas investigaciones asocian a dietas ricas en grasas y bajas en fibra, al igual que a un consumo elevado de carnes rojas. Curiosamente, algunos estudios han hallado que el riesgo no se reduce cuando la gente detecta su error y cambia súbitamente a una dieta alta en fibra, frutas y vegetales. En consecuencia, el daño causado por posibles malos hábitos alimenticios sería irreversible.
Debut discreto
Casi todos los cánceres de colon debutan bajo la forma de pólipos benignos, que progresan lentamente hasta convertirse en tumores malignos. Una persona presenta mayor riesgo de que los pólipos evolucionen mal si presenta tumores en otras partes del cuerpo, si tiene antecedentes familiares con cáncer de colon, colitis ulcerativa, enfermedad de Crohn o antecedentes de cáncer de mama. Si la enfermedad se diagnostica pronto y el tratamiento se instaura de inmediato, más del 90% de los pacientes sobrevive al menos cinco años después del diagnóstico.
No obstante, sólo el 39% de los cánceres colorrectales se detectan de forma precoz, y la tasa de supervivencia baja considerablemente una vez que el cáncer se ha diseminado. Cuando no hay recurrencia o reaparición en menos de cinco años, el cáncer se considera oficialmente curado. Los fisiopatólogos, a la hora de sentar un pronóstico, dividen la evolución del cáncer en cuatro etapas; la cuarta se considera incurable.
Prevención con colonoscopia
El cáncer colorrectal es el tumor más común en España; cada año se diagnostican entre 22.000 y 25.000 casos, y causa 12.000 muertes. Cualquier persona que haya franqueado la quinta década de vida o que no se haya sometido nunca a una colonoscopia, debiera consultar con su médico de cabecera la necesidad de programar una. El cáncer de colon generalmente es asintomático, de tal manera que el examen por medio de una colonoscopia puede aportar una información esencial. La prueba estaría aún más indicada en personas que detecten sangre en las deposiciones, heces negruzcas o irregularidades en el ritmo de evacuación.
Si la tasa de mortalidad por cáncer de colon ha descendido de manera importante en lo que llevamos de siglo, ha sido posiblemente por la cada vez creciente utilización de colonoscopias. No cabe duda de que las modificaciones en la dieta y en el estilo de vida son importantes. Existen motivos de peso para pensar que dietas bajas en grasa y altas en fibra pueden disminuir el riesgo de padecer cáncer colorrectal. Asimismo, los expertos recomiendan evitar un consumo excesivo de medicamentos antiinflamatorios.
El Instituto Catalán de Oncología (ICO) es uno de los centros más activos en la investigación del cáncer colorrectal. Por medio de un estudio, hace cuatro años, el ICO confirmó la importancia de los factores hereditarios en esta enfermedad. Así, una historia familiar de cáncer colorrectal multiplica el riesgo por cuatro, y un antecedente familiar de cáncer en otras localizaciones también aumenta marginalmente el riesgo de cáncer colorrectal, lo que sugiere la existencia de genes susceptibles a la enfermedad.
Tras cuatro años de posteriores investigaciones, el mismo equipo científico ha identificado una zona en el cromosoma 11 implicada en el cáncer colorrectal, como aparece publicado en el último número de la revista “Nature Genetics”. El equipo de Víctor Moreno ha detectado cuatro genes en la región 11q23, implicados en el desarrollo del tumor. “El interés está, también, en que dentro de unos años podríamos disponer de una batería de denominadores con capacidad de predecir el riesgo de padecer distintos cáncer”, explica Moreno. En el futuro se podrá determinar el riesgo bajo, medio o elevado de contraer un cáncer colorrectal atendiendo a las mutaciones en dichos genes, y “a su vez, la identificación de la región del cromosoma 11 implicada en el cáncer de colón y recto podría permitir el desarrollo de formas de detección precoz”, añade.