La salud física de los enfermos mentales, según apuntan los especialistas, es deficiente; tanto que registran mayor mortalidad asociada. También se observan dificultades en cuanto a su diagnóstico, tratamiento y seguimiento, circunstancias que empeoran si la persona afectada es de sexo femenino. Consciente de ello, un nutrido grupo especialistas de atención primaria y psiquiatría ha analizado cuáles son los principales retos que plantea esta problemática.
En el encuentro auspiciado por la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) celebrado recientemente en Sitges (Barcelona), y que reunió a más de 250 especialistas, además de debatir temas como la depresión a largo plazo, las adicciones de ayer y hoy, el seguimiento del paciente con trastorno mental grave y la coordinación entre el médico de familia y el psiquiatra, se profundizó, sobre todo, en la relación entre salud física y salud mental, y las diferencias de género en la enfermedad mental.
Una de las conclusiones a las que se llegó es que los enfermos mentales tienen una menor calidad de vida que el resto de la población y una mayor prevalencia en problemas de salud como la hipertensión, la obesidad, la diabetes y enfermedades respiratorias.
Salud física
Los enfermos mentales muestran una mayor morbimortalidad ante los problemas físicos, siguen peor los tratamientos y, como resultado, se reduce en aproximadamente un 20% su esperanza de vida. Un ejemplo: en EE.UU. fallecen más enfermos mentales por problemas asociados a eventos cardíacos o diabetes que a causa de suicidio. Ante este problema, los expertos insisten en una mayor coordinación entre el nivel primario de asistencia y el especialista, con una única historia clínica informatizada que permita un mejor seguimiento del paciente, una gestión más adecuada de los recursos disponibles que evite el duplicado de exámenes complementarios-, un mejor control de la medicación así como del cumplimiento del tratamiento.
En EE.UU. fallecen más enfermos mentales por problemas asociados a eventos cardíacos o diabetes que por suicidioSegún algunas investigaciones, la diabetes es frecuente entre pacientes esquizofrénicos -uno de cada cinco- que además tienen el doble de probabilidad de desarrollar la enfermedad que el resto de la población. Según los expertos, el estilo de vida de los pacientes es un factor a tener en cuenta, ya que no se caracterizan, en general, por seguir una dieta adecuada ni por realizar ejercicio de forma regular.
Además, también hay que tener en cuenta el tratamiento que deben seguir los enfermos mentales, que suele llevar asociados efectos secundarios nada despreciables. Así, los neurolépticos (antipsicóticos) pueden favorecer la aparición de la diabetes o agravar sus síntomas. Por todo ello, el encuentro de psiquiatras y médicos de atención primaria ha concluido que es necesario vigilar mejor el aspecto físico de los enfermos mentales.
Sesgos por género
Las enfermedades mentales llevan asociada una carga significativa de morbilidad y discapacidad. Esta discapacidad afecta en mayor grado a quienes sufren tres o más de tres trastornos asociados, y son las mujeres el grupo de población más afectado. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que los trastornos depresivos representan el 41,9 % de los casos de discapacidad por trastorno neuropsiquiátricos entre las mujeres, mientras que en hombres causan el 29,3%. Los principales problemas de salud mental en la tercera edad son la depresión, la demencia y los síndromes orgánicos cerebrales que, al mismo tiempo, afectan mayoritariamente a mujeres.
De la misma manera, según el informe de la OMS, el 80% de los 50 millones de personas afectadas por conflictos, desastres y desplazamientos son mujeres y niños. Los casos en los que la violencia contra las mujeres prevalece durante toda la vida oscilan entre un 16% y un 50%, y al menos una de cada cinco sufre violaciones o intentos de violaciones a lo largo de su vida. Si a todos estos factores se suman pobreza, hambre o exceso de trabajo, entre otros, no es difícil entender la razón del mal estado de la salud mental de las mujeres.
A pesar de todos estos datos, desde atención primaria también existen sesgos que perjudican a las pacientes. Los médicos tienen mayor tendencia a diagnosticar depresión a mujeres que a hombres, aunque los dos muestren la misma sintomatología. En cuanto al tratamiento, la probabilidad de que a una mujer se le recete un fármaco psicotrópico -que altera el estado de ánimo- es mayor. La diferencia de género también se da en la búsqueda de ayuda ante un problema psicológico; la mujer la solicita directamente a su médico de familia, mientras que el varón lo hace directamente al especialista en salud mental.
Los expertos están de acuerdo en que una buena salud emocional tiene repercusiones positivas en el plano físico. Además, añaden que, a pesar de que también sufren de problemas mentales, las personas emocionalmente sanas tienen mayor control sobre sus pensamientos, sentimientos y comportamientos, que las hace más resistentes y más capaces de actuar frente a problemas o situaciones de estrés. Aunque ciertos niveles de estrés son beneficiosos, cuando el organismo es incapaz de gestionarlo y adaptarse a la situación negativa, parece evidente que puede contribuir a la aparición, ya no sólo de patologías mentales, sino también físicas.
De esta manera, cada vez son más los estudios que relacionan el estrés con disfunciones cardiovasculares, respiratorias, del sistema inmunológico y hormonal. Por ejemplo, existen evidencias que asocian el estrés con la fibromialgia e, incluso, con la aparición de ciertos tipos de cáncer como el de mama. El estrés emocional, según resultados de anteriores estudios, puede provocar una isquemia coronaria por el aumento de la demanda de oxígeno, de la frecuencia cardiaca y la tensión arterial. Asimismo, se ha evidenciado que, ante situaciones de este tipo, se incrementa la agregación de plaquetas que puede inducir a la formación de trombos y dar lugar a una obstrucción de las arterias coronarias.
Aprender a expresar los sentimientos de forma adecuada, pensar antes de actuar, concentrarse en las cosas positivas de la vida y cuidarse mediante dieta sana, ejercicio de forma regular y el descanso necesario, son, según los especialistas, los primeros pasos para lidiar con las emociones. De todas formas, puede que resulte conveniente consultar al médico de familia para que ayude a encontrar el tipo de tratamiento más adecuado.