A pesar de que no es muy habitual, cabe la posibilidad de que las mascotas exóticas contagien a las personas ciertas enfermedades. Por esta razón, propietarios y deben conocer cuáles son esos posibles riesgos y seguir las medidas higiénicas y de precaución que recomiendan los especialistas.
En verano muchas personas viajan a destinos alejados y regresan a sus casas con un souvenir muy especial: una mascota exótica. Tal vez sea una cría de cocodrilo o caimán, un hurón o una tortuga africana. Sea cual sea el animal elegido y su origen, sus dueños y convivientes deben conocer los riesgos que pueden conllevar para su salud, a fin de poder evitarlos. Las enfermedades que transmiten los animales a los humanos, sean exóticos o domésticos, se llaman zoonosis.
Es raro que las personas que conviven con animales las contraigan, aunque la posibilidad existe. «Para que una persona contraiga una zoonosis tiene que estar baja de defensas o inmunodeprimida -por una enfermedad importante como el sida, el cáncer o algún tipo de leucemia-, ser niños o ancianos», precisa Gemma Alfonso, especialista en animales exóticos en un centro veterinario de referencia, el Hospital Sala Gorón, de Sitges (Barcelona).
Pero, ¿cuáles son las enfermedades que pueden transmitir las mascotas exóticas al ser humano? Según informa Alfonso, varían por grupos de especies (aves, reptiles, mamíferos y roedores).
La psitacosis de los loros
Cada vez son más los amantes de los animales que se hacen con un ave. En las consultas veterinarias se ve una mayor variedad de pájaros: desde clásicos canarios y periquitos a l grandes loros, como los guacamayos o el yako, un loro gris africano capaz de hablar y cuyo nombre científico es «Psittacus erithacus»; los agapornis, que siempre van en parejas; las cotorras, que proliferan en las palmeras en pleno centro de ciudades mediterráneas, como Barcelona, y que algunos capturan y se llevan a sus domicilios.
Lavarse muy bien las manos después de manipular las jaulas de los animales una medida fundamental para evitar cualquier infecciónEl atractivo y cariño que sus dueños sienten por estas aves -algunos llegan a besarles, explica Alfonso- no debe hacerles perder la perspectiva de que son animales y que pueden transmitir unas bacterias llamadas clamidias. Una de las infecciones que provocan es la psitacosis. En los humanos, la psitacosis de los loros se denomina el pulmón del cuidador de aves y sus síntomas son fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y en algunos casos, neumonía.
Alfonso insiste en que este tipo de contagios es raro, sin embargo, cuando se producen pueden ser graves. De hecho, el primer trasplante de pulmón con éxito en España, coordinado por Ferran Morell, hoy jefe del Servicio de Neumología del Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona, se le practicó a una paciente joven que desarrolló el pulmón de cuidador de aves, porque tenía una cotorra en su domicilio.
Por estas razones, los cuidadores de aves exóticas en los domicilios deben ser muy cuidadosos al limpiar las jaulas, donde el material de deshecho de los pájaros puede estar contaminado por la bacteria que produce la psitacosis, la «Chlamydia psittaci». Lavarse muy bien las manos después de manipular es una medida fundamental para evitar la infección, ha destacado Alfonso.
Hurones, ojo avizor con la rabia
Los hurones, de la familia de los mustélidos -un tipo de mamífero-, son una de las mascotas que se ha puesto más de moda en los últimos años. Sus dueños las sacan de paseo con collar y arnés como si se fueran un perro más, pero no lo son. Lo aconsejable es adquirirlos cuando son muy pequeños, con dos meses y medio o tres como mucho, ya que a esa temprana edad se habitúan muy fácilmente a las personas. En cambio, cuando ya son adultos es muy difícil acostumbrarlos a convivir con el ser humano y tienden a morder.
Otro aspecto que es muy importante en el caso de los hurones es cerciorarse de su origen, ya que los provenientes de ciertos países pueden ser portadores de la rabia, infección que puede transmitirse a las personas a través de una mordedura. En el caso de España, los hurones que se venden están bien controlados y no tienen enfermedades contagiosas, según Alfonso.
Los reptiles, portadores de salmonella
Los reptiles también forman parte del repertorio de mascotas exóticas que se adoptan en los hogares: camaleones, iguanas, serpientes (mayoritariamente pitón) y las tortugas de Florida (algunas con las orejas rojas y otras amarillas) son algunas de las especies que más se ven en las consultas veterinarias. La venta de serpientes venenosas está prohibida, por lo que sus dueños, de entrada, no tienen que preocuparse de mordeduras venenosas.
En cambio, deben ser más precavidos con otros animales, como las tortugas de Florida, en apariencia menos agresivas, sí que pueden morderlos. Estas tortugas se alimentan de pienso y de carne, pero es importante saber que a mayor cantidad de carne, más agresivas se vuelven. Los expertos recomiendan que su alimentación se base en pienso y que la carne sea únicamente un suplemento. En cuanto a las iguanas, en épocas de celo se vuelven más territoriales y tienden a morder, aunque no suelen hacerlo a menos que se sientan amenazadas, al cogerlas o tocarlas.
En el caso de caimanes y cocodrilos, que se compran tras unas vacaciones en un destino exótico, muchas veces no se calcula que acaban adquiriendo un tamaño considerable y que pueden tornarse agresivos cuando no comen o comen de forma insuficiente, detalla Alfonso.
Un aspecto que los propietarios de los reptiles o convivientes deben tener en cuenta es que son portadores de «Salmonella», una bacteria bien conocida por la población ya que, en verano, las altas temperaturas favorecen su aparición en los alimentos que, cuando se consumen, pueden provocar diarrea, fiebre y vómitos. A pesar de que los reptiles no enferman, son portadores de esta bacteria y pueden transmitirla a las personas al tocar las heces. Para evitar el contagio, es fundamental recordar y aplicar la norma básica del lavado de manos cada vez que se limpian sus espacios, insiste la veterinaria.
Los conejos y el «Encephalitozoon cuniculi»
El conejo no es estrictamente lo que podría considerarse una mascota exótica, pero lo cierto es que, cada vez más, este animal sale de las granjas para instalarse en los hogares. Y estos simpáticos animales, que tienden a confundirse con los roedores cuando en realidad son mamíferos, pueden ser portadores de un parásito. Se trata del «Encephalitozoon cunicul», que les causa problemas neurológicos, y que puede transmitirse a personas con el sistema inmunológico débil, como los enfermos de sida, aclara Alfonso. Los síntomas de esta zoonosis en humanos son muy variados: desde vómitos a diarreas, dolor de cabeza o fiebre.
Un problema común de los animales de todas las especies, sean aves, reptiles, mamíferos (hurones y conejos) o roedores (como cobayas y hámsters), son los gusanos intestinales. Hay muchas clases de parásitos que se pueden transmitir a las personas cuando no se observan las medidas preventivas e higiénicas aconsejadas, entre las cuales el lavado de manos es fundamental.
La veterinaria Gemma Alfonso explica que, por norma general, la medida de higiene que deben aplicar los propietarios y convivientes de animales exóticos es lavarse las manos siempre después de limpiar las jaulas, ya que es fácil tocar los excrementos. A pesar de que los adultos suelen ser plenamente conscientes de esta norma básica, no ocurre lo mismo con los niños. De ahí que los padres deban permanecer vigilantes ante este tipo de conductas arriesgadas, ha advertido Alfonso.
Junto al lavado de manos, otras de las medidas recomendadas a los propietarios es que los lleven, al menos dos o tres veces al año, a la consulta veterinaria para realizar una revisión y desparasitarlos.