La rosa silvestre («Rosa canina»), más conocida como escaramujo, se acostumbra a ver en los bordes de bosques, malezas y setos de países europeos, de Asia occidental y del noroeste de África. El principal aprovechamiento es el fruto, especialmente, por su riqueza en vitaminas y provitaminas como carotenoides, bioflavonoides y, sobre todo, vitamina C. A nivel culinario, esta planta es muy valorada en países tan diferentes como Turquía o Inglaterra, en los que tradicionalmente se recolectan frutos y flores con los que se preparan mermeladas o jaleas para coberturas de pasteles y para perfumar conservas.
También se cocina como acompañamiento de diferentes carnes, entre las que cabe destacar su excelente combinación gastronómica con el cordero. Se utilizan también flores y hojas en cosmética y en preparados farmacéuticos. Desde el Departamento de Ingeniería Alimentaria de la Universidad turca de Selcuk se ha estudiado la composición química de sus semillas, de las que se han obtenido aceites de una excelente calidad nutricional, considerados una buena fuente de ácidos grasos insaturados y de minerales.
A la planta en su conjunto se le atribuyen propiedades antiinfecciosas y antiinflamatorias, que han estado demostradas en numerosos estudios experimentales. No obstante, investigadores del Frederksberg Hospital y la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y la Universidad de California (EE.UU.), coinciden en señalar que aún falta evidencia que certifique la eficacia de sus efectos terapéuticos sobre la salud humana.
Valor nutritivo
El escaramujo es entre 20 y 40 veces más rico en vitamina C que el kiwi, las naranjas, las fresas o los limones
Debido a su composición química abundante en taninos y pectina, sobre todo en la raíz, el tallo y las hojas, el escaramujo goza de un gran aprecio popular como planta astringente. La alta proporción de vitamina C de sus frutos es, posiblemente, la razón de su uso tradicional como remedio antiescorbútico y contra el resfriado común.
Con un contenido aproximado, que oscila entre 500 y 2.000 mg de ácido ascórbico por cada 100 gramos, el escaramujo es mucho más rico en este nutriente (entre 20 y 40 veces más) que el kiwi, las naranjas, las fresas o los limones, frutas conocidas precisamente por su valor nutricional debido en gran medida a esta vitamina. Una de las razones por las que más se ha investigado sobre esta planta es por sus propiedades antioxidantes. En este sentido, al ácido ascórbico se le suman otras sustancias identificadas en uno de los estudios más recientes proveniente de la Medical University of Lublin en Polonia. En él se ha descrito un contenido muy alto en flavonoides (antioxidantes), representados por el ácido elágico, la quercetina y el kaempferol. Según los investigadores, se pueden considerar las hojas de la planta y sus extractos como una fuente natural rica en antioxidantes, por lo cual apuntan a su potencial uso para prevenir el deterioro orgánico debido a los radicales libres.
Son numerosos los trabajos de investigación sobre las propiedades nutritivas y medicinales de hojas, flores y frutos de la «Rosa canina» pero muy escasos los referentes a sus semillas. Esto motivó que el Departamento de Ingeniería Alimentaria de la Selcuk University, en Turquía, decidiera analizar su composición química y los aceites obtenidos de ellas. Los investigadores encontraron una proporción de ácidos grasos insaturados tan interesante que les llevó a valorar positivamente su uso en alimentación humana.
La proporción más alta es la del ácido poliinsaturado linoléico, también conocido como omega-6, que representa alrededor del 50% de todos los ácidos grasos presentes en el aceite.
Su interés nutracéutico, a debate
El extracto de escaramujo se utiliza como remedio en el tratamiento de la osteoartritis o enfermedad articular degenerativa, ya que diversos estudios experimentales han mostrado su actividad antiinflamatoria y de alivio del dolor característico con el que cursa esta enfermedad. No obstante, en las revisiones sistemáticas y metaanálisis realizados para evidenciar la eficacia de este efecto, se alerta de la necesidad de más investigación en este sentido.
En el análisis más reciente realizado al respecto, desde el «The Parker Institute, Musculoskeletal Statistics Unit» del Frederiksberg Hospital, en Dinamarca, los especialistas concluyen que el extracto de escaramujo reduce el dolor en personas que sufren osteoartritis y en concordancia esta sustancia podría ser de interés como nutracéutica. Sin embargo, los expertos también apuntan a que la muestra de estudios analizados fue muy pequeña (287 pacientes) y la duración del tratamiento corta (un tiempo medio de tres meses), y, por tanto, la eficacia y seguridad de esta planta necesitan ser evaluadas por centros de investigación distintos e independientes, en trabajos de gran escala y a largo plazo.
En el mismo sentido, tras la revisión sistemática sobre los efectos y la eficacia de la «Rosa canina» realizada por expertos de las universidades alemanas de Freiburg y Giessen y la Universidad de Sydney en Australia se plantea la reevaluación de la utilidad de esta planta como remedio en la medicina tradicional. Según los investigadores, aunque el uso de extracto de escaramujo está demostrado que reduce el dolor en pacientes que sufren de osteoartritis, artritis reumatoide y lumbago, la medida de los efectos clínicos evaluados para las diferentes indicaciones no tiene suficiente evidencia científica. Por ello apoyan la realización de nuevos trabajos de investigación, más extensos, que aporten relevancia clínica para que sus efectos potenciales puedan considerarse absolutamente eficaces.
Algunos laboratorios están utilizando el extracto de “Rosa canina” como complemento en tratamientos de pérdida de peso. Refieren a la planta un efecto de regulación del tránsito intestinal e, incluso, un efecto reductor de grasas. En consecuencia, el escaramujo podría formar parte de los productos para perder peso. A pesar de ello, los investigadores alemanes y australianos responsables de la revisión de estudios sobre estos supuestos “efectos de pérdida de peso” alertan de la necesidad de clarificar tales deducciones, ya que las investigaciones analizadas no proporcionan resultados concluyentes. La misma precaución sugieren los expertos para el uso de “Rosa canina” en el tratamiento de enfermedades de la piel.