El deporte es beneficioso para cualquier ser humano. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física se considera el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial. Y advierte que un 27,5 % de la población adulta de todo el planeta es físicamente inactiva (en España, el 26,8 %). En concreto, el organismo de Naciones Unidas identifica al colectivo femenino como un sector poblacional de alto riesgo.
La equidad de género en la práctica deportiva es una cuestión importante. La ‘Carta Internacional de la Educación Física, la Actividad Física y el Deporte‘, aprobada por la 38ª Conferencia General de la UNESCO (2015), recoge que “la igualdad de oportunidades para participar e involucrarse en todos los niveles de supervisión y adopción de decisiones en materia de educación física, actividad física y deporte, ya sea con fines de recreación, promoción de la salud o alto rendimiento, es un derecho de todas las niñas y todas las mujeres, que debe ser respetado activamente”. Conseguir romper la brecha de género en el ámbito deportivo implica el compromiso de toda la sociedad.
Deportistas femeninas: hacia el pódium de la igualdad
Las mujeres no lo han tenido fácil en el ámbito deportivo (como en otros tantos). Hasta 1900, en París, no participaron en unos Juegos Olímpicos; lo hicieron de manera testimonial y extraoficial. Compitieron solo 22 féminas en dos disciplinas: tenis y golf. Y todo muy a pesar de Pierre de Coubertin, el fundador de los JJ. OO. modernos, que opinaba “que la presencia de la mujer en un estadio resultaba antiestética, poco interesante e incorrecta”.
Hubo que esperar hasta los Juegos de 1928, celebrados en Ámsterdam, para ver a mujeres disputando una medalla. Eran casi 300 (un exiguo 10 % del total de los participantes) batiéndose en esgrima, gimnasia, natación, saltos y atletismo. La desigualdad era tal que Alice Melliat, pionera del deporte femenino, decidió realizar los Juegos Mundiales Femeninos en Praga en 1930 y en Londres en 1934.
No fue hasta 1976 cuando las mujeres empezaron a tener una presencia más significativa en los deportes olímpicos. En la cita de Montreal, en 1976, el 20 % de los atletas eran féminas. En 1988, en Calgary, el porcentaje ascendió al 25 %, y en 1996, en Atlanta, llegó al 35 %. Los últimos Juegos de Tokio, disputados en 2021, y no en 2020 debido a la pandemia, registraron récord de mujeres participantes, un 48 %.
Deportes con mayor presencia femenina
Según la ‘I radiografía del deporte femenino en España‘, el 83 % de las niñas y adolescentes españolas no hace deporte de forma habitual. El informe, elaborado por la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) y Women’s Sports Institute, movimiento que impulsa el deporte practicado por mujeres, también destaca cómo esta situación se repite, aunque menos acusadamente, en el ámbito profesional: del total de licencias deportivas existentes en nuestro país en 2020, solo el 23,5 % (algo más de 900.000) eran de mujeres.
De ese 23,5 %, las licencias corresponden mayoritariamente a gimnasia (90 %), voleibol (75,3 %), hípica (69,2 %) y patinaje (61,9 %). Además, natación (46,4 %), atletismo (44,7 %), surf (43,8 %), bádminton (39,4 %), balonmano (36 %), pádel (36 %), baloncesto (34,5 %) y montaña y escalada (33,9 %) son las disciplinas más elegidas por las mujeres federadas.
Impulso a la práctica deportiva femenina
Con el objetivo de promocionar e incrementar la participación femenina en todos los ámbitos deportivos, el Consejo Superior de Deportes (CSD) cuenta con el programa Universo Mujer III. Con esta iniciativa pretenden alcanzar una sociedad más igualitaria, donde la mujer y el deporte sean parte esencial del crecimiento del país.
El programa Universo Mujer III se desarrolla en estas líneas de actuación:
- La formación de mujeres deportistas.
- Un plan de desarrollo deportivo desde la base hasta la élite. Entre otros asuntos, el plan trata de conseguir la máxima difusión y práctica del deporte en niñas y en mujeres.
- Visibilización y promoción del deporte (campeonatos, ligas y torneos) y de las deportistas femeninas españolas.
- Liderazgo en organizaciones deportivas.
- Mujer, salud y deporte. El objetivo es destacar los beneficios de la actividad físico-deportiva y los estilos de vida saludables a cualquier edad. También ponen en valor el deporte como una oportunidad para la prevención de la violencia de género.
¿Qué aporta el deporte a la salud de la mujer?
La práctica regular de actividad física en las mujeres es muy beneficiosa para su bienestar físico y mental. Tal y como destaca la Oficina para la Salud de la Mujer (OASH), puede ayudar a reducir el riesgo de muchas enfermedades, como las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares. Asimismo, también puede aliviar los síntomas de depresión, la diabetes tipo 2 y la hipertensión.
La OASH recomienda a las mujeres realizar cada semana, al menos, 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada y 75 minutos de actividad aeróbica de intensidad vigorosa. Además, aconseja ejercicios de fortalecimiento muscular dos o más días a la semana.
Conforme se van cumpliendo años, especialmente a partir de la menopausia, en la OASH abogan por incrementar el tiempo y la intensidad de los entrenamientos. Además, los ejercicios de equilibrio son especialmente relevantes al alcanzar una edad madura ya que disminuyen el riesgo de caída.
El deporte en la mujer senior ayuda a:
- Mantener los huesos fuertes.
- Prevenir roturas de cadera.
- Atenuar el dolor provocado por la artritis.
- Reducir las posibilidades de sufrir enfermedades mentales.