Padres que deciden cuidar
El hombre que cuida es un trabajador que, para satisfacer las necesidades de cuidado, ha adaptado su vida laboral de un modo que potencialmente conlleva una penalización económica. Así se define al “cuidador” en un estudio elaborado con datos de 2018 por profesores de las facultades de Políticas y Sociología y de Económicas y Empresariales de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), que analiza la prevalencia de hombres al cuidado entre aquellos que viven con hijos menores de 15 años en los 27 países de la Unión Europea más Islandia, Noruega, Suiza y el Reino Unido.
Sin embargo, para un padre, implicarse en los cuidados “no tiene necesariamente consecuencias para su trabajo remunerado, ya que muy rara vez realizan adaptaciones costosas en su vida laboral”, reconoce la profesora Cristina Castellanos, una de las autoras de ‘Padres que cuidan en Europa: ¿Hacia familias cuidadoras universales?’, investigación incluida en el proyecto europeo Men in care y publicada en la prestigiosa revista ‘Gender, Work and Organization’. Y ¿qué son adaptaciones costosas? Cambios en el trabajo que pueden afectar tanto a su salario como a su carrera profesional: reducir la jornada o trabajar a tiempo parcial, encargarse de tareas menos exigentes o cambiar de empleo para facilitar la conciliación de la vida laboral con la familiar.
Renuncias, todas ellas, que tradicionalmente hace la mujer para criar a sus hijos, y que implican un coste alto para la madre. Así, el informe revela que, en Europa, mientras que el 34 % de las mujeres toma alguna de estas medidas para cuidar, tan solo el 6,4 % de los padres lo hace, especialmente cuando sus hijos tienen menos de seis años. En España, estas cifras bajan un poco: son el 26 % de las mujeres y el 4,5 % de los hombres.
Esto significa que ellos, en su mayoría, no están dispuestos a hacer uso de los permisos de paternidad, si no están retribuidos entre un 80-100 % de sus salarios, como tampoco están por la labor de hacer otras adaptaciones laborales costosas con el fin de poder contar con más tiempo para cuidar a sus hijos en las siguientes etapas. En esta decisión, explican los autores del estudio, tienen mucho que ver los permisos de nacimiento o parentales intransferibles y bien remunerados, como la de baja de paternidad en España (el único país del mundo con la misma duración de la licencia de maternidad desde 2021). “Son una palanca de cambio y de inicio al cuidado infantil”, señala la experta.
👨👦👦 ¿Cómo son los hombres que cuidan?
Los hombres que están dispuestos a cuidar de sus hijos tienen un perfil muy claro, según el informe: son trabajadores no manuales (excepto directivos), cuentan con contratos temporales o son autónomos, tienen como pareja a mujeres con empleos de 40 horas o más, poseen un alto nivel educativo o trabajan en empresas familiarmente responsables (ofrecen flexibilidad de tiempos a sus plantillas).
Además, a nivel de contexto, la prevalencia de los hombres que cuidan está claramente relacionada con la igualdad de género y los valores que imperan en cada país. “En los países nórdicos, más igualitarios en cuanto al género —aclara la investigadora—, los padres cuidadores se encuentran en más ocupaciones, en diferentes relaciones laborales y lugares de trabajo e, incluso, en parejas en las que la disponibilidad de tiempo de las madres es relativamente alta”. Y en algunos países del centro y norte de Europa, los padres se implican más: lejos queda ese 6 % medio al hablar de Suiza y Holanda con 23 % y 21 %, respectivamente, seguidos de Finlandia y Suecia, con proporciones cercanas al 15 %.
Cómo fomentar la corresponsabilidad en los cuidados
A la vista de los resultados del estudio de la UNED, la situación solo cambiará en España si a los padres les empujan y motivan los propios poderes públicos o empresas. Y eso pasa por ampliar el tiempo de cuidado con incentivos y normativas para tener una semana de trabajo más corta, como una semana laboral de 30-35 horas o, más en concreto, una semana laboral de cuatro días sin reducción de salario.
“La evidencia muestra la necesidad de soluciones colectivas para conseguir dos bienes también colectivos: una infancia bien cuidada y relaciones familiares igualitarias entre hombres y mujeres”, apunta Castellanos, quien recuerda que “los empresarios deben considerar que todos los trabajadores son cuidadores”.
De ahí que otro tipo de adaptaciones laborales que impulsan la conciliación sean la flexibilidad horaria sin reducción de salario, el teletrabajo ocasional y los permisos cortos y bien remunerados, una idea esta última que ya empieza a gestarse con la futura ley de familias.
Pero ¿es ahora el momento de dar otro paso más firme en España? Podría serlo, a tenor de los resultados de otra investigación reciente elaborada para el Observatorio Social de la Fundación Social de la Fundación La Caixa por un equipo liderado por las profesoras Lídia Farré, en la Universitat de Barcelona, y Libertad González, en la Universitat Pompeu Fabra y la Barcelona School of Economics (BSE).
‘Desigualdad de género en el trabajo remunerado y no remunerado tras la pandemia’ es el título del estudio donde sugieren que reducir la importancia de la presencialidad en el puesto de trabajo y promover horarios laborales compatibles con las responsabilidades familiares podría favorecer la igualdad de género dentro y fuera del hogar. ¿Cómo? En concreto, proponen establecer un número de días de teletrabajo igual para todos los empleados y fomentar la compactación de la jornada reduciendo las pausas al mediodía.
Más padres cuidadores en España tras la pandemia
Y es que la pandemia de covid-19 hizo más visible la importancia de los cuidados. Y esa experiencia, parecida a la de una prestación por paternidad prolongada, ha calado en los padres y “podría tener implicaciones a largo plazo”. Tanto lo ha hecho, que “se han producido algunos cambios en la organización de la vida familiar y laboral”, reconocen las autoras del último informe citado, a pesar de que en plena crisis sanitaria se alertó de que la pandemia podría producir un retroceso en materia de igualdad.
Para mostrar sus conclusiones, han utilizado dos muestras representativas de la población española de entre 25 y 50 años con hijos menores de 17 años a cargo, recogidas antes y durante el confinamiento y en mayo de 2022. ¿Qué cambios se han producido dos años después del inicio de la pandemia? Estos son los destacados en relación a los cuidados:
- La brecha de género en el total de las horas semanales de trabajo, incluyendo el remunerado y el no remunerado, se ha reducido debido a la mayor participación de los hombres en el trabajo no remunerado.
- Los hombres dedican de media tres horas más a la semana al cuidado de los menores (antes 16), mientras que las mujeres tres horas menos (antes 33). “La mayor exposición a las necesidades familiares durante el confinamiento y la implantación de prácticas laborales más flexibles podrían haber promovido un reparto más igualitario de las tareas dentro del hogar”, sostienen las investigadoras.
- En mayo de 2022, el 30 % de los hombres —y el 33 % de las mujeres— teletrabajaban algún día de la semana y el 14 % de los hombres —y el 17 % de las mujeres— lo hacía la mayoría de los días, cuando antes solo el 13 % trabajaba más de la mitad del tiempo desde casa. ¿La mayor ventaja que perciben del teletrabajo? La conciliación de la vida personal con la laboral.
- Las jornadas laborales son más compactas y compatibles con las demandas familiares. El porcentaje de hombres que trabaja después de las 17:00 horas se ha reducido en un 9 %, tanto entre los que tienen hijos como en los que no, mientras que el de madres lo ha hecho en un 6 % (las mujeres que no tienen hijos, un 9 %). “Esta tendencia también podría facilitar la conciliación y promover una distribución menos desigual de las responsabilidades familiares”, comentan.