La denuncia: una mezcla que confunde
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha denunciado públicamente la introducción de un nuevo producto comercial que «perjudica seriamente a los olivareros y a toda la cadena del aceite de oliva, al desprestigiar un producto que está en la cúspide de la pirámide de la Dieta Mediterránea y es pieza clave de la agricultura española». El producto en cuestión consiste en un blend (una mezcla) de aceites que combina aceite de oliva con aceite de girasol.
«El aceite de girasol cuesta unos 3 euros menos por litro que el de oliva. Es evidente por qué esos envasadores están realizando estas prácticas», indican. Para la organización de agricultores, esta práctica llama a engaño e intenta hacer pasar «gato por liebre» porque ofrece un producto a un menor precio, sin tener en cuenta los efectos de mezclar aceites «totalmente diferentes» en la calidad del producto final.
Aunque la mezcla se indica en la parte frontal de la etiqueta y se detallan sus proporciones en la lista de ingredientes, los agricultores denunciantes señalan que el diseño de esa etiqueta (de color verde oliva, con predominancia de imágenes de aceitunas y una figura femenina que remite a Andalucía) «busca confundir a los consumidores».
El producto: combinación de aceites distintos
Según se lee en la lista de ingredientes, el producto contiene lo siguiente:
- 35 % de aceite de oliva virgen extra (AOVE).
- 25 % de aceite de oliva refinado.
- 20 % de aceite de girasol refinado alto oleico.
- 20 % de aceite de girasol refinado.
El aceite de oliva es el que más se usa en los hogares de España (entre el normal, el virgen y el virgen extra suponen más del 67 % del consumo), mientras que el aceite de girasol es el segundo más utilizado en nuestro país: está presente en las cocinas domésticas y en la elaboración de numerosos productos alimenticios.
Ambos aceites son grasas de origen vegetal y se pueden usar para las mismas elaboraciones culinarias, pero sus características son distintas. No solo tienen un perfil nutricional diferente, también hay diferencias en cómo se comportan ante el calor o con las sucesivas frituras.
¿Qué pasa, entonces, cuando se mezclan? Que se transfieren mutuamente sus características. En este caso, «se empeora el aceite de oliva y se mejora el de girasol», resume Javier S. Perona, investigador del Instituto de la Grasa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Así, las características finales del producto dependen de la composición, puesto que «se suman o restan componentes de acuerdo al porcentaje de la mezcla —añade—. Evidentemente, cuanto más AOVE y cuanto menos girasol, mejor».
El contexto: sequía y aumento de precios
El precio del aceite de oliva está en aumento y nada augura que en los próximos meses vaya a bajar. En este momento, el precio promedio en origen del aceite es de 5,2 euros por litro, y en el mercado es difícil encontrar un aceite de oliva virgen o virgen extra por debajo de los 6 euros por litro. Lo habitual, salvo las ofertas puntuales, es que cueste de 6,5 euros en adelante.
Los expertos ya avisaban de esta situación a principios de año y pintaban un futuro poco prometedor para los próximos meses, no solo por los costes sino también por la posible escasez. Entre estos especialistas está el consultor estratégico y analista oleícola Juan Vilar Hernández, que advertía sobre este problema en el marco de la World Olive Oil Exhibition (la principal feria del sector), celebrada en febrero.
Vilar, que califica esta situación de «inédita en la historia de la olivicultura», enumeraba entonces los principales factores de la tormenta perfecta: la sequía, «que ha provocado que haya una caída en la producción de aceites de oliva de más del 25 % de la oferta internacional, mientras en España la reducción podría alcanzar el 50 % sobre una campaña media», y el aumento de precio de los insumos, como la energía, los combustibles o los fertilizantes, debido a la guerra en Ucrania.
«Esta combinación —señalaba— ha generado una situación que ha hecho que se haya multiplicado, por dos, no solo el precio de los aceites de oliva sino también el resto de grasas animales y vegetales, incluido el girasol». Este aumento de precios, de hecho, explica que se haya sustituido el aceite de girasol por otros más baratos en numerosos productos procesados.
La legislación: una práctica prohibida en España
La ley es clara: mezclar aceites de oliva y orujo de oliva con otros aceites de origen vegetal está prohibido en nuestro país. Así lo expresa el Real Decreto 760/2021 en su artículo 8, que indica, además, que «dichas mezclas no podrán comercializarse bajo ninguna denominación de alimento, para evitar que puedan confundirse con los aceites de oliva o de orujo de oliva de la presente norma».
¿Cómo es posible, entonces, que se haya puesto a la venta en nuestro mercado este producto que combina oliva y girasol? Gracias a un importante detalle: el producto está envasado en Portugal. Así, se cumple lo que dice la normativa: la mezcla no ha sido realizada en España y lo que se comercializa no es una mezcla local sino un producto de importación.
«En España está prohibido mezclar aceite de girasol con oliva. Pero no está prohibido traerlo de, por ejemplo, Portugal, donde sí se autoriza. Obviamente es más barato y obviamente la etiqueta da lugar a error», apuntaba hace unos días Gemma del Caño, experta en I+D+i, calidad y seguridad alimentaria.
Finalmente, a raíz de la denuncia de la UPA y de su repercusión pública, la empresa que vende esta mezcla de aceites ha anunciado que retirará el producto del mercado. No obstante, se mantiene el consejo que daba entonces Gemma del Caño a los consumidores: «Nadie da euros a céntimos, así que mil ojos en el súper».