Por qué las madres abandonan la lactancia materna
La lactancia materna es muy beneficiosa para la madre y su bebé. Por eso, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como UNICEF, pediatras y matronas recomiendan empezar este tipo de lactancia durante la primera hora siguiente al nacimiento, mantenerla de forma exclusiva durante los primeros seis meses de vida y continuarla hasta los dos años o más, con la incorporación de alimentos complementarios a partir de los seis meses.
Como se recoge en el estudio LAyDI realizado con casi 2.000 bebés en consultas de atención primaria, las variables asociadas a una mayor duración de la lactancia materna exclusiva van desde una relación mayor de cinco años de los padres hasta, de nuevo, no usar chupete o hacer colecho al mes de vida, pasando por decidir este tipo de alimentación antes de la gestación, recibir información sobre lactancia durante el embarazo y participar en un grupo de apoyo a la lactancia.
No obstante, muchas madres que en un principio apostaron por la lactancia materna, pasado un tiempo, no amamantan. Las razones son diversas, pero hay momentos clave en los que la mujer decide abandonarla del todo o decantarse por la lactancia mixta (materna y de fórmula).
🔴 La vuelta al trabajo
Uno es la incorporación al trabajo. Las conclusiones del último ‘Barómetro Elvie España’ revelan que una de cada tres madres dejó de amamantar a su hijo tras su reincorporación al trabajo, principalmente por incompatibilidad horaria, y más del 60 % reconoció que les hubiera gustado seguir más tiempo del que lo hicieron.
De ahí que el Área de Lactancia Materna del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP) haya propuesto en la Semana Europea de la Lactancia Materna 2023 una serie de recomendaciones para las empresas como proporcionar periodos de descanso para que las madres puedan dar el pecho a sus hijos o extraerse leche o facilitar otras opciones para compatibilizar la lactancia y el trabajo como flexibilidad en los horarios, jornada parcial o el teletrabajo.
🔴 Las crisis de lactancia
Además, otros momentos que tienen mucho peso para que las madres empiecen la suplementación con leche de fórmula o se planteen el inicio del destete son cuando sienten que tienen menos leche, presentan problemas con el pecho o creen que sus hijos lo rechazan, como se apunta en la Encuesta Nacional sobre Hábitos de Lactancia (2013). Sufren lo que se entiende como crisis de lactancia.
La más conocida es la crisis de los tres meses, que coincide con la primera de las distintas regresiones del sueño de los bebés, pero hay dos antes que conviene tener en cuenta. En todas ellas, para saber que es una crisis de lactancia y no una complicación mayor, debes fijarte en lo siguiente:
- El bebé no pierde peso y crece.
- Las heces y micciones son como siempre.
- El pecho está congestionado y no mejora tras las tomas.
Crisis de los 15 días
El primer bache de la lactancia sucede en torno a los 12-21 días. A las dos semanas de su nacimiento, el bebé tiene unos “días raros”.
- ¿Qué le pasa? Está más inquieto, mama con mucha frecuencia, llora si no está lactando, las tomas parecen no acabar nunca, regurgita, pero vuelve a pedir que su madre lo amamante…
- ¿Qué se piensa? Tanto quiere estar en el pecho de su madre (da la sensación que lo tiene al pecho cada cinco minutos), que la mujer (o su entorno) puede llegar a pensar que no tiene leche, que no es de calidad y que su hijo siempre se queda con hambre. Incluso por la cabeza pasa la idea de darle una “ayudita”, es decir, suplementarle con leche de fórmula en un biberón, o de abandonar la lactancia materna.
- En realidad, ¿qué ocurre? Lo único que está sucediendo es que el bebé está creciendo y necesita más leche, por lo que mama más para producir más. Es un brote de crecimiento.
- ¿Cuánto dura esta crisis? Tan solo unos tres o cuatro días, hasta que el bebé aumenta de forma óptima la producción de leche de su madre. A partir de ese momento, se espaciarán las tomas.
- ¿Cómo superarla? Con calma, tranquilidad y paciencia, siempre que el peque siga ganando peso. Continúa dando el pecho a demanda y tranquilízale con tus abrazos (o ponle música para calmar al bebé, por ejemplo). Ten en cuenta que en muchos casos esta crisis de lactancia también coincide en el tiempo con el inicio de los temidos cólicos del lactante por la tarde-noche.
Crisis de las 6-7 semanas o del mes y medio
Cuando parece que la lactancia materna ya está instaurada y se tiene cierto control de las tomas, sobre el mes y medio, de nuevo, el comportamiento del bebé es “extraño”.
- ¿Qué le pasa? El peque se muestra nervioso, incómodo cuando su madre le amamanta: quiere el pecho, demanda ponerse continuamente, pero parece que se pelea con él, pues se agarra, pero enseguida se arquea, se estira y lo suelta, llora mientras mama…
- ¿Qué se piensa? El cambio en la conducta del bebé frente al pecho hace que la madre crea que su hijo rechaza lactar o se pone tan alterado porque no tiene leche. De nuevo surge la tentación de dejar la lactancia materna.
- En realidad, ¿qué ocurre? Por un lado, el peque necesita más leche, está en una nueva crisis de crecimiento, por lo que quiere producir más. Pero también a estas alturas, la composición de la leche cambia: ya no es tan dulce como antes. Está algo más salada, como también ocurre cuando hay mastitis, un nuevo embarazo o durante la regla. De ahí que a algunos bebés les cueste adaptarse al nuevo sabor que le está preparando para la alimentación complementaria y que, por lo tanto, se muestren más intranquilos.
- ¿Cuánto dura esta crisis de lactancia? En una semana, todo vuelve a la normalidad.
- ¿Cómo superarla? De nuevo, con paciencia y calma, y continuando con la lactancia materna. Busca un ambiente tranquilo y relajado para darle de mamar. Es algo transitorio. En unos días, los momentos de alimentarle al pecho serán como antes.
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