El comedor escolar, la asignatura pendiente
Casi 7 de cada 10 menores comen a diario en la escuela. Para muchos, es la única oportunidad de acceder a un menú saludable, con toda la importancia que esto tiene. Pero, además de mitigar algunas carencias fundamentales, el comedor escolar ofrece una ocasión inigualable para aprender a comer de manera saludable y sostenible. Y esto es de un enorme valor para todos los niños y niñas de nuestro país.
En los últimos años, algunos colegios han desarrollado experiencias piloto para mejorar la calidad nutricional de sus menús, pero la idea es que los modelos de salud y sostenibilidad se expandan y alcancen a todos los centros educativos. De ahí que en marzo de 2022, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) publicara un protocolo de criterios mínimos para la evaluación de la oferta alimentaria en centros escolares.
El documento persigue que las escuelas promuevan una alimentación saludable y sostenible; una meta que pasa por el fomento de la calidad nutricional de los menús y, también, de los alimentos y bebidas de máquinas expendedoras y cafeterías.
Según expone este trabajo, es preciso entender «el entorno escolar como un espacio propicio para fomentar hábitos saludables relacionados con la alimentación, educando en salud y ahora también para promover una alimentación sostenible».
Lo que opinan los peques acerca del comedor: «Es saludable, pero es mejorable»
La AESAN ha lanzado una campaña para recordar que estos espacios son una asignatura pendiente. Y ha conversado con niños y niñas para conocer cómo evalúan la experiencia del comedor escolar, qué les gusta, qué no… incluso cuáles son sus estrategias para simular que han comido cuando algo no les gusta. Este vídeo, por ejemplo, es revelador:
Entre los principales objetivos de esta campaña, la AESAN destaca la importancia de que «familias, docentes, colegios, profesionales y demás agentes se unan para conseguir unos comedores escolares más saludables y sostenibles». También, entender (y aprovechar) el comedor como lo que es: una herramienta para el cambio y un espacio para educar a niños y niñas en buenos hábitos alimentarios.
A su vez, busca «trasladar a las familias la importancia de complementar los menús escolares con una dieta variada, equilibrada, en la que predominen productos frescos y de temporada y se reduzca la ingesta de alimentos procesados y con alto contenido en sal, azúcar y grasas saturadas». Y, por último, subrayar que el comedor escolar es un espacio para la inclusión social donde se oferten menús adaptados a necesidades especiales.
Cómo debe ser un buen comedor escolar
Más allá de algunas preferencias infantiles, la AESAN enumera las características que debe reunir un buen comedor escolar. Son estas:
- 1. Respeta la frecuencia de consumo recomendada por las autoridades sanitarias de los distintos grupos de alimentos.
- 2. Solo emplea aceite de oliva virgen para aliñar y aceite de oliva o aceite de girasol alto oleico para cocinar.
- 3. Utiliza sal yodada. Y evita el uso de caldos concentrados o potenciadores de sabor; en caso de que de forma ocasional se estime necesario su empleo, se utilizarán las opciones existentes en el mercado con un 25 % reducido de sal.
- 4. Ofrece agua como única bebida.
- 5. Brinda una variedad integral de cereales. Pan integral y pasta o arroz integral, al menos dos veces a la semana
- 6. Informa a las familias sobre los menús mensuales, sus ingredientes principales y técnicas culinarias.
- 7. Sugiere menús complementarios para cenar en casa.
- 8. Ofrece menús especiales para quien los necesiten por motivos de salud (alergias o intolerancias) o éticos y religiosos, o si no fuera posible, los medios de conservación y calentamiento específico para estos menús especiales.
- 9. Sirve menús que hayan sido supervisados por profesionales con formación acreditada en nutrición humana y dietética.
- 10. Ofrece alimentos frescos, de temporada y de proximidad; con, al menos, un 45 % de frutas y verduras de temporada y proximidad y un 5 % de alimentos ecológicos.