Elf on the Shelf: en qué consiste la tradición del elfo travieso
Si en nuestro país los pajes de los Reyes Magos tienen, entre otras funciones, vigilar el comportamiento de los niños y niñas y así poder decidir sobre sus regalos de Navidad, en las casas donde Papá Noel (o Santa Claus) visita a los peques en Nochebuena esta tarea recae en los elfos. Lo más habitual es que unos y otros no se dejen ver en los hogares donde hay menores durante los días previos a su llegada. Pero, no siempre ocurre así.
Según una nueva tradición estadounidense, hay un elfo que durante el día visita los domicilios de los peques y cada noche regresa al Polo Norte para entregar sus informes a Santa Claus comentándole cómo se han portado. Y sí, se deja ver, pero de una forma muy especial: cada mañana este duende explorador aterriza en un sitio distinto de la casa bien quieto y calladito, como si estuviera jugando al escondite después de haber cometido una travesura (que, de hecho, es lo que hace).
🎅 Su historia y reglas
Y es que el también conocido como elfo travieso, después de informar a su “jefe” y “liarla” con una trastada durante la noche, se transforma con la luz del día en un muñeco que los niños y niñas están deseosos encontrar, pero no tocar. Porque sí, todo esto pasa, si se cumplen dos reglas:
- Nadie puede tocar al elfo. Si alguien lo toca, perdería la magia navideña que posee y gracias a la que puede llevar a cabo su misión.
- El duende no puede moverse ni hablar, y por tanto hacer su travesura, mientras alguien esté todavía despierto en casa. ¿Te suena?
Este elfo aparece en las casas al comienzo de Adviento y se queda hasta Nochebuena, cuando regresa al Polo Norte donde esperará para volver en el próximo año. Para que la magia del elfo se active, la familia tiene que adoptarlo y elegir un nombre para él.
Así es la historia de esta nueva tradición, que se explica en el libro infantil ‘The Elf on the Shelf: A Christmas Tradition’ publicado en 2005 por Carol Aebersold y una de sus dos hijas mellizas, Chanda Bell. Tan popular se ha hecho, que cada vez es más sencillo encontrar en las tiendas de nuestro país este cuento que viene acompañado del elfo (o elfa) original que se adopta y las normas descritas.
Pero, por supuesto, también sirve cualquier muñeco navideño vestido de rojo y blanco. La magia de la Navidad, y tu ayuda, hará el resto.
Ideas de travesuras para el elfo
Tu papel, y el de tus hijos más mayores, serán fundamentales para que esta divertida tradición se pueda instaurar en tu casa como un modo más de ayudar a tus niños a hacerles más amena la espera de la Navidad. Eso sí, tendréis que pensar concienzudamente 23 formas en las que deberá aparecerá el elfo en Adviento: una por cada día desde el 1 de diciembre hasta la noche del 23. A buen seguro que el brainstorming de travesuras y su ejecución estimulará vuestra creatividad y hará que padres e hijos podáis pasar más tiempo de calidad juntos.
Y como sabemos que puede resultar complicado idear 23 posturitas para el duende, ahí van algunas propuestas de lo más divertidas con las que sorprender a los peques:
- Acompaña a los Reyes Magos en el belén con un juguete pequeñito en la mano.
- En la nevera, abraza al brik de leche.
- Con crema en la cara mientras se mira en el espejo del baño.
- Dentro de la servilleta del desayuno, a modo de cama.
- Ojea el cuento del niño que esa noche ha estado leyendo.
- Escondido en el árbol de Navidad.
- En el suelo del cuarto de baño, ha hecho bolitas con el papel higiénico.
- En el pongotodo de la entrada de casa, busca las llaves.
- Ha escrito “hola” en la pizarra de la nevera, y tiene el rotulador en la mano.
- Es un dulce más en el plato de los turrones.
- Tiene el mando de la tele.
- Se ha hecho un lío con una madeja de lana.
- Está a punto de echar la comida a los peces.
- Ha pintado puntitos a las mandarinas del frutero.
- Está en lo alto de una torre que ha hecho con las galletas del desayuno.
- Ha tirado algunos muñecos de la estantería para ponerse él.
- Está haciendo pesas con un corcho en cada mano.
- Sobre encimera de la cocina, envuelto en papel de aluminio con la cabeza fuera.
- Debajo de la cama, metido en una de las zapatillas de casa.
- Dentro del plato de comida del perro.
Por qué hacer este juego en Navidad
Puedes pensar que, como con la tradición de los Reyes Magos y Santa Claus, el Elf on the Shelf es otra manera de mentir a los hijos. O puedes creer que estás ante un reto más de redes sociales. Incluso no te va ese concepto de un personaje que lo observa todo para que los niños se vean forzados a portarse bien por la promesa de una recompensa material.
Pero también puede verse como un refuerzo puntual al buen comportamiento de los peques. De hecho, según un estudio reciente, más del 79 % de los progenitores españoles utilizan métodos de disciplina positiva, como el refuerzo positivo o la conversación, para reorientar un mal comportamiento. Y en concreto, casi el73 %de los padres y madres emplean recompensas en situaciones bien definidas para motivar a los hijos a tener una buena actitud.
Asimismo, ten en cuenta que entre las ventajas que se consigue con el Elf on the Shelf están el fomento del buen comportamiento y la creatividad, la creación de emoción y expectativas y, especialmente, el fortalecimiento de los lazos familiares.
Así que, si no haces esta tradición como un modo de motivación o refuerzo, puedes plantearlo como un juego en el que hijos y padres podéis participar y divertiros. Cada día, en este duende en la repisa alternativo, un miembro de la familia se encargará uno de esconder al muñeco. Y, el resto, buscará por toda la casa, mientras hace las tareas domésticas. ¡Lo recordaréis toda la vida!