En muchos países de Europa occidental y Asia oriental, entre el 15 % y el 20 % de las personas que nacieron alrededor de 1970 no han tenido hijos. España no es una excepción. La natalidad se desploma en nuestro país, y cada vez hay más personas que declaran abiertamente que no desean descendencia.
No obstante, las españolas sí quieren tener más hijos, pero no pueden. Tienen la mitad de los bebés que desean y son madres después de los 30 años, más tarde de lo que les gustaría, como confiesan en esta encuesta.
Las enfermedades influyen en la capacidad de tener hijos
Aplazar la maternidad constituye un factor importante en el fenómeno del aumento de la falta de hijos, como también el estilo de vida. Pero entre los múltiples motivos por los que las personas no tienen descendencia caben enfermedades, sobre todo en las mujeres, como el síndrome de ovario poliquístico o la endometriosis, por ejemplo. Y eso que los estudios son limitados, y más en el caso de aquellas afecciones que se manifiestan antes de la edad reproductiva máxima.
De ahí esta investigación, publicada en Natur Human Behaviour, que revela una asociación significativa entre 74 enfermedades de aparición temprana y la probabilidad de permanecer sin hijos a lo largo de la vida.
Para llegar a esta conclusión, científicos de las universidades de Helsinki (Finlandia), Upsala (Suecia) y Oxford (Reino Unido) analizaron los datos de 2,5 millones de finlandeses y suecos nacidos entre los años 1956 y 1973. Para 2018, la mayoría había acabado su etapa reproductiva, definida como 45 años para las mujeres y 50 años para los hombres. Uno de cada cuatro varones no se estrenó en la paternidad, frente al 16,6 % de las féminas. Y la educación resultó clave: quienes poseían un nivel educativo más bajo, contaban con más probabilidades de no tener hijos.
Enfermedades de aparición temprana relacionadas con la falta de hijos
Los investigadores se centraron en 414 diagnósticos de enfermedades que se hicieron en los primeros años de vida de los encuestados. Once enfermedades raras se relacionaron con una ausencia casi total de hijos: por ejemplo, discapacidad intelectual grave, leucemia infantil y distrofia muscular.
Y de las restantes, 77 se vincularon de forma significativamente con la falta de descendencia. ¿La asociación más fuerte según la edad? Cuando la enfermedad se diagnosticó por primera vez entre los 21 y los 25 años en las mujeres y más tarde, entre los 26 y los 30 años, en los hombres. ¿Y la relacionada con el sexo? En general, las malformaciones del aparato digestivo y el sistema musculoesquelético se asociaron más fuertemente con la ausencia de hijos en las mujeres.
En este panel interactivo está la lista completa de los resultados, pero de ellos se destaca que, además de los trastornos congénitos, estas son las enfermedades de aparición temprana que pueden afectar a la capacidad de tener hijos en el futuro:
➡️ Trastornos mentales
Más de la mitad de las asociaciones significativas (49 % en mujeres y 55,5 % en hombres) son por trastornos mentales-conductuales. Sobresale la discapacidad intelectual leve y, además, la esquizofrenia y la intoxicación etílica aguda en el caso de los hombres.
➡️ Enfermedades autoinmunes e inflamatorias
Varias enfermedades autoinmunes e inflamatorias están significativamente asociadas con la falta de hijos en múltiples sistemas de órganos, incluidos los sistemas respiratorio, circulatorio, genitourinario, digestivo, nervioso y musculoesquelético. El estudio apunta que padecer neumonía, miocarditis, nefritis túbulo-intersticial crónica, esclerosis múltiple, lupus eritematoso sistémico o artritis idiopática juvenil aumenta de forma relevante la falta de hijos posterior en las mujeres.
“Desconcertante, pero consistente con hallazgos previos, observamos que las enfermedades crónicas de las amígdalas y los adenoides y la apendicitis aguda se asociaron con una reducción en lugar de un aumento de las probabilidades de no tener hijos”, señalan los investigadores.
➡️ Trastornos endocrinos, nutricionales y metabólicos
Y otra categoría fuertemente relacionada con la falta de hijos, en ambos sexos, es la de los trastornos endocrinos, nutricionales y metabólicos. La obesidad y la diabetes tipo 1 y tipo 2 son las que más vínculos presentan y, además, con ciertas particularidades.
Según el estudio, el diagnóstico de diabetes tipo 1 muestra una asociación más fuerte en las mujeres que en los hombres. Pero quizás se debe a que se les recomendó que no se quedaran embarazadas si estaban bajo un control glucémico deficiente.
Por su parte, las mujeres diagnosticadas con obesidad experimentaron niveles más altos de falta de hijos, si recibieron su diagnóstico inicial entre los 16 y los 20 años, en comparación con aquellas diagnosticadas a una edad más avanzada.
Obesidad infantil e infertilidad masculina
Esta investigación muestra que la edad, por tanto, sí que es significativa a la hora de vincular obesidad e infertilidad. Y de forma especial en el caso de los hombres.
En los últimos años, la evidencia científica insiste en la relación entre la obesidad infantil —una epidemia en España— y enfermedades en niños que tradicionalmente eran consideradas como enfermedades de adultos, como recordábamos en nuestro monográfico sobre obesidad infantil (2021-22). También advierten los pediatras que tiene repercusiones a largo plazo: mayor probabilidad de obesidad (80 %), diabetes, muerte prematura (sobre todo por eventos cardiovasculares), cáncer, discapacidad y… una mayor posibilidad de infertilidad en hombres en el futuro.
El último estudio en alertar sobre esto último lo publicaron en 2023 en la revista European Journal of Endocrinology investigadores de la Universidad de Catania (Italia). En concreto, advierten que los niños con sobrepeso suelen disponer de un menor volumen testicular, lo que a su vez se relaciona con una producción de esperma más pobre en la edad adulta.
Para llegar a esta conclusión, los científicos recopilaron datos de 268 niños y adolescentes, como su volumen testicular, la edad, el índice de masa corporal y la resistencia a la insulina. En esta información encontraron que los menores con peso normal tenían un volumen testicular 1,5 veces mayor que aquellos con sobrepeso u obesidad. Otro de los hallazgos fue que quienes contaban con niveles normales de insulina tenían un volumen testicular de 1,5 a 2 veces mayor en comparación con aquellos con hiperinsulinemia, una afección asociada con la diabetes tipo 2 y la obesidad en la que los pacientes tienen niveles más altos de insulina en la sangre.