Las exportaciones de vacuno español han experimentado un severo retroceso desde la aparición del primer caso de EEB, registrado en una pequeña explotación ganadera de Galicia el pasado mes de noviembre. La crisis ha roto la tendencia alcista en las explotaciones de carne característica de la pasada década y ha incidido negativamente en las exportaciones, aunque los últimos datos muestran una cierta recuperación.
Enxerxo, una bucólica aldea gallega, de verdes prados, fina lluvia y casas de piedra, se vio fuertemente alterada el pasado mes de noviembre por la muerte de Parrula. La noticia habría pasado sin más de no haber sido el primer caso de Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) dado a conocer oficialmente en España.
La noticia sacudió a la opinión pública española. Pero también a los mercados, acostumbrados en el último decenio a un comportamiento alcista en la productividad ganadera destinada a consumo de carne. Según datos del sector agrario elaborados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, entre los efectivos de bovino, reestructurado claramente en beneficio de la llamada aptitud cárnica en detrimento de la lechera, España ocupaba en 2000 el sexto lugar en la clasificación de la Unión Europea en cuanto a número de cabezas de ganado. Más de seis millones de animales se traducían en prácticamente 600.000 toneladas de carne y algo más de seis millones y medio de toneladas de leche. Una parte nada despreciable de esas cifras se destina a exportación.
Los sucesivos casos de vacas locas provocaron no sólo una crisis de confianza entre los consumidores locales. Sus efectos repercutieron también en los mercados internacionales, que restringieron la entrada de vacuno español, tanto de animales vivos como de carne destinada a un buen número de países. De acuerdo con un estudio de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), desde que comenzó en España la crisis de las vacas locas, las pérdidas para este sector se estiman en un valor superior a los 83.000 millones de pesetas.
Cambio de tendencia
En 1999, un trabajo publicado por ASOVAC (Asociación Española de Criadores de Vacuno de Carne), mostraba el buen ritmo en las exportaciones de carne de vacuno y de animales para sacrificio. Entre los resultados obtenidos en el ejercicio del citado año, comparados con los del anterior, las exportaciones de carne de vacuno, fresca y congelada, aumentaban en un 20% mientras que la exportaciones de animales destinados a sacrificio se incrementaban hasta alcanzar un 15%. Al mismo tiempo, aumentaban también las importaciones de estos productos, sobre todo en el apartado de carne fresca. Los principales receptores de carne, fresca o congelada, eran nuestros dos países vecinos: Francia y Portugal.
En la balanza final de exportaciones e importaciones, las cifras de 1999 para carne fresca no diferían sustancialmente de las de 1998, mientras que el balance se mostraba claramente positivo para el comercio exterior de carne congelada debido principalmente a su exportación a Rusia, como resultado del fuerte incremento generado por el envío de ayuda alimentaria.
La llegada de la crisis alteró, sin embargo, los datos esperanzadores que se manejaban para los pronósticos de 2000. El comercio exterior durante este pasado año sufrió un importante freno, con un mayor impacto en los últimos meses. «Es la primera vez, desde el año 1994, que se modifica la tendencia de las exportaciones de carne fresca», reza un reciente estudio de ASOVAC. El estudio revela un claro descenso con respecto al año anterior con especial incidencia en las exportaciones a todos los países, que se refleja de forma más palpable durante el mes de diciembre y con destino a Francia, pero sobre todo a Italia.
De enero de 1999 a diciembre de 2000, con los primeros casos documentados de EEB en España, las exportaciones a Francia cayeron un ligero 0,7%. Pero para Italia y Portugal, las caídas se situaron en torno al 10,8% y al 3,3%, respectivamente. La caída global para todas las exportaciones se situó en un 2,3%, lo que representa unas 2.500 toneladas menos de carne fresca.
En lo que refiere a carne congelada, el descenso es mucho mayor, a pesar de que en términos relativos la exportación española creció de forma clara en el Reino Unido y en Francia. En el primer caso, el incremento se cifró en el 62%, mientras que en Francia alcanzó un nada despreciable 25,7%. Los datos revelan una claro recelo de los consumidores para los productos de origen local, al tiempo que una mayor confianza en los procedentes del mercado exterior. En este caso, España se ha visto beneficiada.
No obstante, la comparación de la evolución del mercado con otros países revela una balanza final claramente negativa, especialmente marcada por las drásticas caídas en países como Grecia (las exportaciones disminuyeron un 24,5%), Dinamarca (caída del 75,3%), Italia (40,9%) y Rusia (55%). Como consecuencia de estas caídas en ventas exteriores, el descenso global para la carne congelada alcanzó en diciembre de 2000 se cifró en un 26,8%.
Por contra, se mantuvo para ese mismo período un incremento sostenido de carne congelada procedente de Brasil y Uruguay, este último en menor medida, mientras que se redujeron de forma clara las importaciones procedentes de Irlanda.
Leve recuperación
“Ahora nos encontramos un 15% por debajo del nivel habitual de consumo de carne de vacuno” explica Domingo Palos, gerente de ASOVAC. Y es que el carácter latino en España se ha dejado sentir incluso en esta época de crisis. “En otros países de la Unión Europea los cambios en el consumo no se han producido de forma tan brusca como ha ocurrido en España”, agrega.
Pese a la brusquedad de los cambios, algunos indicadores denotan una leve recuperación del consumo e incluso de las exportaciones. Entre ellos, aunque marcados por un análisis un tanto subjetivo del comportamiento del consumo, destacan el tradicional apego al consumo de vacuno y a la pérdida del impacto mediático y sociológico ocurrido con los últimos casos detectados. Esa sensación de rutina parece estar llevando a una cierta recuperación de la confianza perdida.
Sea como fuere, el sector bovino no figura entre los que liderarán las exportaciones españolas en el primer año del Siglo XXI. Según un informe del Comercio Exterior de España, elaborado por las Cámaras de Comercio Españolas, los sectores que liderarán el crecimiento serán las instituciones de crédito y las empresas dedicadas a productos químicos, lácteos y derivados del papel.