Inflamación y aumento de peso
Ante una situación de inflamación crónica, nuestro organismo entra en un estado de alarma silencioso que, con el tiempo, puede dar la cara en forma de alteraciones metabólicas como la diabetes o la obesidad. Marián García, doctora en Farmacia, nutricionista y divulgadora científica, conocida popularmente como Boticaria García, nos da las claves de la relación entre inflamación y el aumento de peso:
- 1. El adipocito (la célula grasa) nace, crece, se multiplica, se estresa y aparece la inflamación. Esto ocurre porque la acumulación excesiva de grasa hace que los adipocitos se aplasten unos a otros, les falte oxígeno, se estresen y empiecen a descontrolarse.
- 2. Esta inflamación puede afectar los centros de control del apetito en el cerebro. Se alteran los niveles de hormonas reguladoras del apetito, como la grelina y la leptina, lo que nos hace comer más.
- 3. La inflamación puede desencadenar resistencia a la insulina. Las células se dañan y estas no pueden responder de forma adecuada a la insulina: si no podemos regular bien la glucosa en sangre, podemos almacenar más grasa.
- 4. Si la inflamación persiste en el tiempo, puede generar estrés en muchos órganos y tejidos. Básicamente, el sistema inmunitario se cansa de trabajar. Al debilitarse nuestras defensas, pueden aparecer otras enfermedades e incluso algunos tipos de cáncer.
- 5. La inflamación revoluciona la microbiota intestinal. Nuestras bacterias también van a sufrir los daños colaterales de la inflamación, que puede alterar la composición y la función de nuestras bacterias intestinales y terminar afectando a cómo hacemos la digestión, a cómo metabolizamos los nutrientes y cómo se regula nuestro peso corporal.
¿Qué relación hay entre la inflamación y la microbiota?
Una microbiota alterada puede promover la inflamación de bajo grado o crónica, pero este tipo de inflamación también puede alterar la composición de las bacterias.
- Desequilibrio intestinal. Cuando en el intestino hay un exceso de bacterias o una disminución de las bacterias beneficiosas, puede producirse una respuesta inflamatoria crónica, que a su vez puede afectar la integridad de la barrera intestinal y aumentar la permeabilidad intestinal.
- Permeabilidad intestinal. Si la pared intestinal se hace más permeable, las toxinas, bacterias y otros microorganismos son capaces de atravesar de forma más fácil la barrera intestinal y, por lo tanto, entran en el torrente sanguíneo.
- Influencia en la producción de citocinas. Los desequilibrios en la microbiota pueden influir en la producción de citocinas, unas moléculas que regulan nuestro sistema inmunitario, lo que puede contribuir a la inflamación de bajo grado en el organismo.
- Impacto en la salud metabólica. Esta inflamación puede contribuir al desarrollo de trastornos metabólicos como la resistencia a la insulina, la obesidad y la diabetes tipo 2. Estos trastornos, a su vez, aumentan la inflamación sistémica.
El estilo de vida es crucial para poner freno a este «asesino silencioso». La dieta es uno de los principales factores sobre los que podemos trabajar para evitar que nuestras defensas se agoten en el intento de combatir enemigos en forma de toxinas.