Los accidentes de tráfico son una de las principales causas de mortalidad juvenil en la Unión Europea. Un óptimo estado físico y psíquico del conductor es esencial para garantizar la seguridad al volante. Entre los factores de riesgo más destacados se encuentran el estrés y la fatiga, así como el consumo de sustancias tóxicas (alcohol y otras drogas) o medicamentos. A partir de 2011, una nueva medida de seguridad obligará a imprimir en el envase de los fármacos considerados peligrosos un triángulo de advertencia para que el paciente conozca los riesgos de consumir esa medicina.
Imagen: Dieter Joel Jagnow
Entre el 5% y el 10% de los accidentes de tráfico registrados en la Unión Europea (UE) están relacionados con la ingesta de fármacos. A menudo, se desconoce qué sustancias terapéuticas influyen en la capacidad de conducción y cuáles son sus efectos. Pese a que en el prospecto de todas las medicinas aparece esta información detallada, algunos expertos critican que la letra es pequeña y resulta, casi siempre, poco accesible.
Conducción: leer prospecto
Para acabar con las confusiones, España ha respaldado una nueva medida de seguridad que ya han incorporado 11 países más de la Unión Europea. La iniciativa pretende facilitar la distinción de los medicamentos considerados peligrosos para la capacidad de conducción. A partir de 2011, los envases de estos fármacos deberán llevar impreso un pictograma similar a una señal de tráfico para que, con un simple vistazo, el paciente conozca los riesgos de consumir el medicamento y conducir o manipular maquinaria peligrosa.
Los efectos secundarios de los fármacos dependen de la edad, sensibilidad personal, estado de salud y circunstancias de vida
La medida ha sido llevada a cabo por el Ministerio de Sanidad y Política Social (AEMPS), la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios y la Dirección General de Tráfico (DGT). El pictograma consiste en un triángulo rojo, igual que la señal genérica de peligro que se utiliza para regular el tráfico en las vías públicas, con un vehículo de color negro dibujado en el centro. En la base de la imagen aparece el aviso «Conducción: ver prospecto», que indica que la sustancia puede influir en la capacidad de conducción. Los posibles efectos adversos se consultarán en el prospecto o con el médico.
Porcentaje muy elevado
Para determinar qué preparados deben llevar el pictograma en su envase, la AEMPS ha realizado diversas pruebas. Su directora, Consuelo Sánchez Naranjo, explica que «se han analizado los posibles efectos sobre la conducción de 389 principios activos, equivalentes a 4.390 medicamentos; un 32,6% del total de los autorizados». Los resultados de estos análisis han confirmado que 2.632 medicamentos, el 60% de los productos revisados, reúnen las condiciones para portar el símbolo.
Un grupo de trabajo compuesto por miembros de la AEMPS y de la DGT, además de otras organizaciones médicas, viales y de consumidores, ha desarrollado las recomendaciones para evitar posibles accidentes causados por la ingesta de estas sustancias. En primer lugar, hay que conocer cómo reacciona el organismo ante la medicación y evitar la conducción si se manifiestan efectos secundarios.
La reacción del organismo ante los fármacos es más intensa durante el inicio del tratamiento o cuando se cambian las dosis. Además, el consumo de alcohol puede incrementar los efectos secundarios adversos. El médico u otro profesional de la salud serán los punto de referencia para consultar dudas y facilitar el tratamiento adecuado si el usuario conduce de forma habitual.
Diversos grupos de medicamentos causan determinadas alteraciones que reducen las aptitudes necesarias para conducir vehículos y manipular maquinaria. Entre los efectos más comunes, destacan la somnolencia, la alteración de la percepción de la velocidad y las distancias, la reducción del tiempo de reacción ante un peligro, hiperactividad o aturdimiento, confusión, espasmos y calambres musculares.
Los antihistamínicos, utilizados por una gran parte de la población como tratamiento para alergias y antitusígeno, a menudo, tienen un efecto sedante, con somnolencia y visión borrosa. Del mismo modo, la mayoría de los fármacos que se utilizan para el tratamiento de la ansiedad pueden causar el mismo efecto.
Los analgésicos narcóticos, como la codeína o el tramadol, también pueden provocar somnolencia y mareo. Los antidepresivos, los antipsicóticos y determinados antihipertensivos se relacionan con visión borrosa y mareos. Los anticonvulsivantes y los empleados para el tratamiento del Parkinson pueden producir incoordinación motora, además de sueño, visión borrosa e hipotensión.
Estos son los principales fármacos que afectan a la destreza en la conducción, pero hay más. Por este motivo, siempre hay que leer la información que los acompaña y tener en cuenta que los efectos pueden variar según edad, sensibilidad personal, estado de salud y circunstancias de vida.